viernes, 24 de diciembre de 2010
viernes, 17 de diciembre de 2010
Controladores versus banqueros
"Los controladores aéreos paralizan unas horas el tráfico aéreo español por problemas laborales y el ejército toma el control de los aeropuertos para obligarles a trabajar.
Los bancos paralizan durante meses la economía mundial por su comportamiento especulador e irresponsable y lo que hacen las autoridades es darle todo el dinero que piden para seguir haciendo lo mismo.
A las pocas horas, los controladores vuelven a trabajar.
Meses después, y con muchos billones del erario público en su bolsillo, los bancos siguen sin financiar a empresas y consumidores y la economía sigue paralizada por su culpa.
No son situaciones de la misma naturaleza, es cierto, y sé que se podría decir que mi comparación es inapropiada e impertinente, pero ¿no es significativo que los gobiernos sean tan diligentes con el daño que hacen los controladores (como creo que deben ser) y tan contemplativos con el que hacen los banqueros? "
Lo eescribe Juan Torres López, catedrático de Economía de la Universidad de Sevilla. ¿Para qué añadir más comentarios?
viernes, 10 de diciembre de 2010
¿Sirve la Constitución contra la crisis?
Este mes de diciembre, lleno de fechas importantes para recordar, tiene ya un hueco en el calendario para la celebración de la Constitución. En relación a los tiempos de crisis que corren y con las referencias que el texto constitucional, Isaac Rosa apunta en Público (6-12-2010) una interesante reflexión que con el título ¿Sirve la Constitución contra la crisis? Abre no pocas líneas de debate:
¿Sirve la Constitución contra la crisis?
“Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general.” -Artículo 128 de la Constitución Española-
"Como hoy es el día de la Constitución, aprovecho para releer mi viejo ejemplar llevado por una duda: ¿sirve en estos momentos para algo más que defender las corridas de toros? Es decir: ¿podemos encontrar entre su extenso articulado alguna herramienta que nos ayude a salir de la crisis?
Vale, no se rían de mi ingenuidad. Ya sé que la Constitución es interpretable, y que cuando interesa es de acero, y cuando no, papel mojadísimo. Y sé que está llena de palabras bonitas e incumplimientos: el derecho al trabajo, la vivienda digna, la aconfesionalidad del Estado, etc. Pero aun así, le echo un vistazo, que nunca se sabe.
Página a página, me encuentro más de una sorpresa, que recortaré y enviaré al presidente del Gobierno por si le da alguna idea. Así, el artículo 33 delimita la propiedad privada a su función social; el 38 supedita la libertad de empresa a “las exigencias de la economía general y, en su caso, de la planificación”; el 128 subordina la riqueza del país al interés general y permite la intervención de empresas por ese mismo interés; el 131 habla de planificación económica… Si recuerdan, en su día Julio Anguita se hartó de subrayar todos esos artículos que parecen de adorno.
Ya sé, ya sé: eran otros tiempos, los padres constituyentes eran unos cachondos, y además querían dar gusto a aquellos sectores de izquierda que todavía no había asustado el 23F. Porque como los mencionados hay más: el artículo 37 da fuerza vinculante a los convenios colectivos (que ahora quiere saltarse la reforma laboral), el 40 exige una política “orientada al pleno empleo” (risas), el 47 vincula el uso del suelo al interés general “para impedir la especulación” (más risas) y hace a toda la comunidad partícipe de “las plusvalías que genere la acción urbanística” (risas y burbujas).
Lo sé, no insistan: la Constitución española tiene artículos en serio y artículos de broma, lo que pasa es que en mi edición olvidaron señalarlos, y no los distingo bien. Tampoco hace falta que me recuerden que para las cosas de comer manda más la constitución europea. Y en ésa sí que no hay retórica setentera.”
miércoles, 8 de diciembre de 2010
El cuponero
“El treinta, llevo el treinta”. Una ligera parada y de nuevo: "el treinta, llevo el treinta". Así hasta la cuarta vez. Aquí se para un poco y cambia el pregón. “ no va a tocar( dos segundos de silencio) y apostilla…” pero…. ¿ y si toca?” Termina con una sentencia: “Que coraje por no comprarlo.Más coraje cuando se entere que el churrero lo ha comprao”.
Silencio.
Con la melancolía de ahora, nos “toman el pelo”, los caracoles son una "delicatessen" de alta cocina; las botellonas, son el lugar de encuentro para beber alcohol con pretexto o sin el; el trabajo de los jóvenes es “ leche y picón” y la cosa está de “ coco y huevo”.
Silencio.
Nuevamente suena el pregón a lo largo de toda la calle Doña Blanca: " el treinta, llevo el treinta”.
Al pasear por las calles de Jerez, respiro un ambiente melancólico, de pesadumbre, de luz mortecina. Me ha evocado a mi niñez y adolescencia: ropa de domingo y Teatro Villamarta en sesión de cine de la 11 a la 23. Calles desangeladas, comercios vacios, terrazas desocupadas, mendigos borrachos y silencio, mucho silencio, roto por el pregón del cuponero.
En aquella época las calles de nuestros barrios la ocupaban los pregoneros. El vendedor de cupones me ha evocado a ellos. En verano se ofertaban “ Coquinaaass, coquinas frescas” “ Caaaracooooles”. En época de otoño-invierno había algunos que gritaban a pleno pulmón una sola palabra: “Picónnnnn” .Estábamos a mitad de camino entre la modernidad de las estufas de butano y el tradicional brasero de picón. Otros pregoneros nos proponían cambiar botellas de vidrio por globos o pitos. Era todo un mensaje anticipatorio del reciclaje. También había los que compraban pelo para las muñecas. Los dulces no podían faltar en este variada oferta mercantil y con un tono monorítmico clamaban con deje andaluz: “ ^Surtana, surtana^ de coco y huevo”.
En aquella época las calles de nuestros barrios la ocupaban los pregoneros. El vendedor de cupones me ha evocado a ellos. En verano se ofertaban “ Coquinaaass, coquinas frescas” “ Caaaracooooles”. En época de otoño-invierno había algunos que gritaban a pleno pulmón una sola palabra: “Picónnnnn” .Estábamos a mitad de camino entre la modernidad de las estufas de butano y el tradicional brasero de picón. Otros pregoneros nos proponían cambiar botellas de vidrio por globos o pitos. Era todo un mensaje anticipatorio del reciclaje. También había los que compraban pelo para las muñecas. Los dulces no podían faltar en este variada oferta mercantil y con un tono monorítmico clamaban con deje andaluz: “ ^Surtana, surtana^ de coco y huevo”.
Con la melancolía de ahora, nos “toman el pelo”, los caracoles son una "delicatessen" de alta cocina; las botellonas, son el lugar de encuentro para beber alcohol con pretexto o sin el; el trabajo de los jóvenes es “ leche y picón” y la cosa está de “ coco y huevo”.
Así que, menos mal que algunos siguen ofreciendo el “ treinta”, porque tocar no toca, pero… ¿y si toca?
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