Ante el horror de Haití sobran ya casi todas las palabras. Y falta toda la ayuda. Cuanta más mejor. Como decía uno de estos días El Roto en una de sus tremendas viñetas, en las que asomaba una mano entre los escombros: “Solo sepultados se nos ve". Y así parece ser.
Desconocíamos casi todo de Haití, que sólo era objeto de noticia cuando de catástrofes se trataba, sin reparar que la verdadera catástrofe que se sucedía cada día era la de la pobreza más extrema. Tal vez por eso, por ser pobres, están más indefensos ante los desastres naturales y ante los que durante dos siglos han causado también los tiranos, militares o “civiles”, en similar proporción.
Entre todos los datos y las cifras que, para subrayar el lugar que ocupa este país en el triste ranking de sufrimiento humano, se han ofrecido en la prensa en estos días, me ha llamado tristemente la atención uno de ellos. La esperanza de vida, (de vida desgraciada y penosa en todo caso) es de 52 años.
Si fuese haitiano, me quedarían apenas unos meses, si es que no me hubiese muerto ya o no hubiera sido una de las muchas víctimas de los terremotos. Víctimas que, en estos días, reclaman nuestra ayuda gritando desde este lado de la vida y desde aquel otro lado de muerte.
Durante este año se conmemora el nacimiento de uno de nuestros poetas de referencia. Miguel Hernández nacido en Orihuela el 30 de octubre de 1910.
Tiempo habrá de referirnos a él. Pero en este año, recién comenzado, quiero que mi primer artículo en este blog esté dedicado a este poeta a través de una mínima pincelada.
Miguel Hernádez tenía aún 31 años cuando falleció en la prisión de Alicante a las 5.32 horas el día 28 de marzo de 1942. Perteneciente a la llamada Generación del 27, colaboró en las Misiones Pedagógicas durante la República. En los años de guerra combate en frentes de teruel, Andalucía y Extremadura.
Se casa el 9 de marzo de 1937 con Josefina Manresa. En diciembre de ese año nace su hijo Manuel Ramón que muere a los pocos meses. En enero de 1939 nace Manuel Miguel a quien dedicó, ya desde la cárcel, el poema " nana de la cebolla".
Cuando acaba la guerra pasa por Córdoba, Sevilla y Huelva con la intención de huir a Portugal. Es detenido en la frontera y entregado a la guardia civil. Comienza así un calvario hasta su muerte. Pasa por la cárcel de Sevilla y el penal de Torrijos (Toledo). Es liberado en septiembre de 1939 por las gestiones de Pablo Neruda ante un cardenal, conocido suyo.
Vuelve a Orihuela, donde es delatado, detenido, juzgado y condenado a muerte en marzo de 1940. El vicario general de la diócesis de Orihuela, amigo de juventud, logra conmutar la pena de muerte por la condena de 30 años. Pasa por la prisión de Palencia en septiembre de 1940 y por el penal de Ocaña . En 1941 es trasladado al Reformatorio de Adultos de Alicante, donde comparte celda con Antonio Buero Vallejo. Contrae la tuberculosis, falleciendo en la fecha antes indicada.
Sobra cualquier comentario, salvo aconsejar releer de nuevo los trazos de su vida desde sus 25 años, con los que le coge el golpe militar y la guerra civil, hasta los 31 en que fallece trás su largo itinerario de cárcel en cárcel.
Con su desaparición, temprana, se quebró el intento de una España decididamente moderna y rebosante de ideales, junto a otros referentes, y se entró en el largo y negro túnel de la dictadura hasta 1975, justo cuando hubiese cumplido 65 años. Su mujer, Josefina Manresa, falleció en Alicante el 18 de febrero de 1987 a los 71 años de edad.
Esos otros referentes, sólo algunos, fueron:
García Lorca, asesinado en Alfacar en 1936 a los 38 años. León Felipe, exiliado en Méjico en 1938. Rafael Alberti y Mª Teresa León, exiliado en Argentina e Italia, volvió a España en 1977. Antonio Machado, exiliado en Francia donde falleció en febrero de 1939. Luis Cernuda, exiliado en Méjico donde falleció en 1963. Pedro Salinas, exiliado en Boston y fallecido en 1951. Juan Ramón Jiménez, exiliado en san Juan de Puerto Rico y fallecido en 1958. Pau Casals, exiliado en San Juan de Puerto Rico y fallecido en 1973. Francisco de Ayala, recientemente fallecido, regresó a España en 1960. Pablo Picasso, exiliado en Francia y fallecido en 1973. Luis Buñuel, exiliado en Méjico donde fallece en 1983. Manuel de Falla, exiliado en Argentina y fallecido en 1946. Fernando de los Rios, exiliado en Nueva York y fallecido en 1949. Clara Campoamor, exiliada y fallecida en Lausana en 1972. Margarita Nelken, exiliada en Méjico y fallecida en 1968. María Zambrano, volvió a España en 1984. Jorge Guillén, volvió a España en 1948. Federica Montseny( 1ª mujer ministra de Europa occidental), volvió a España en 1977, instalándose porteriormente en Francia donde falleció en 1994. María Lejárraga, exiliada en Argentina donde fallece en 1974. Victoria Kent, aunque volvió en 1977, regresa a Nueva York donde falleció en 1987......... y tantos y tantas, conocidos y anónimos.
¡Tantas luces apagadas o alejadas!. En todo caso, silenciadas durante décadas.
Salí a la calle con el cazamariposas en la mano dispuesto, como era mi costumbre, a capturar la realidad. En un seto vi una mariposa posada sobre una flor. Me acerqué sigiloso para atraparla. Al verme, la mariposa levantó el vuelo. Sabedora de mis intenciones se dirigió a mi a toda velocidad. Me embistió con tal fuerza que, para evitar caerme al suelo, me agarré a sus alas, y… aquí me tienen, sonriente y feliz surcando a su lado los aires. Desde el cielo, el mundo me parece otro.