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viernes, 22 de abril de 2011

Mañana, 23 de Abril

" El libro es como la cuchara, el martillo, la rueda, las tijeras. Una vez se han inventado, no se puede hacer nada mejor."

(Umberto Eco)

En una entrevista realizada por Antonio Jiménez a Alain Finkielkraut y publicada en el suplemento cutural El País Babelia el 8 de Enero de este año, hay una pregunta cuya respuesta quiero destacar en esta tarde víspera del Dia del Libro.


- ¿ Leer le hace a uno mejor?

- No necesariamente. No hay ninguna garantía de eso, por desgracia. El siglo xx nos ha enseñado que hay gente muy cultivada capaz de comportarse de una manera detestable. Algunos sacan de eso la conclusión de que la cultura no sirve para nada, de que no puede contener la barbarie. Y abogan ahora por una sociedad poscultural. Pero hay ejemplos de lo contrario en los que hay que fijarse: hubo campos de concentración en los que los prisioneros, gracias a que los nazis permitían la visita de la Cruz Roja, gozaban de cierta libertad. Era una libertad precaria, efímera, pero que les permitía organizar conciertos, obras de teatro, exposiciones....Así, eran capaces de albergar más sentimientos que la desolación y el horror.

Como dijo Kundera, desplegaban todo el abanico de sentimientos. Por fidelidad a esos prisioneros, debemos defender siempre la cultura. Incluso aunque sepamos que los verdugos aman la música."

* ( Alain Finkielkraut es un intelectual francés de origen judío. Autor de numerosos ensayos. Hijo único de un judío polaco deportado a Auschwitz)

miércoles, 22 de abril de 2009

En el Día del libro....

Eduardo Haro Tecglen, periodista y escritor ya desaparecido, nos dejaba en el Diario El País, columnas como la que escribió en la sección Visto/Oído el 23 de Abril de 1999:

AH, EL LIBRO


Miles de libros me rodean en el Día del Libro: he intentado despegarme de algunos, he enviado muchos a bibliotecas, me he dejado robar benévolamente- mejor que el libro circule a que se estanque-, pero me es imposible. Yo soy una de esas personas a las que generalmente se vitupera desde los fortines donde moran los resabios de los regímenes duros, mantenidos por los viriles y fuertes guerreros de otros tiempos; Soy, digo, sentimental, pacifista, nostálgico, blando intelectualoide, y ocurre que en cada libro tengo puesta parte de mi pequeña crónica. A veces es sólo por el objeto: aquel que compré en el puestecillo que ya no está; por la dedicatoria de quien no vive y dejó ese regalo de pensamiento, alto o mediocre, qué mas da. Por la página que busco para ceremoniarme en una cita (cada vez que lo hago de memoria, me equivoco, y los perros antiguos se me echan encima).
¿Cómo voy a tirar este otro libro, si es el peor del mundo?. Tiene un valor....¡ Cuántos libros malos se han hecho!. Me acuerdo de las detestables vidas de santos que acapararon las primeras imprentas del mismísimo Gutemberg, cuando los tres poderes tenían que dar sus permisos para sus ediciones, y destruían lo bueno: aún publicados, los quemaban ( y a veces al autor). Pero cuántos entre sus líneas han ido metiendo la sabiduría perseguida, el pensamiento perseguido. "No hay libro malo", dicen quienes lo beatifican. No es verdad: hay muchos más libros malos que buenos, porque nuestra sociedad está hecha así, desde el fondo de los tiempos. Pero la idea " libro" es buena, y sana, y mejor que la de no-libro. Como creo que el lectos es mejor que el no-lector.
Ya de niño, los viriles jugadores de fútbol del patio del colegio nos reprochaban a los que preferíamos el libro a la misteriosa pelota- digo misteriosa por su capacidad de hipnosis y de adhesión de sectas, nacionalidades, pueblecillos-, a los que nos acercábamos a las chicas en vez de a su obscenidad infantil de la palabrota y la grosería. Todavía tengo libros de entonces. Ya no los lee nadie, ya ni siquira tienen valor didáctico, ni venal, y cada uno de sus versos es malo en sí mismo, y sus ilustraciones son dibujos horrorosos. Y están medio desechos por las mudanzas, las catástrofes familiares y nacionales, los viajes, los manoseos.
Pero ¿ Quién lo tira si es un trozo de uno mismo? ¿ Quién tira un recuerdo, una palabrilla graciosa, el tarareo de una canción con la letra medio olvidada, o la sombra de unas pestañas sobre unos ojos negros, azules, dorados o simplemente de color de ojo?
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Me gustó esta columna y esa es la razón de traerla a esta página diez años después. Para rescatar sus palabras y hacerlas presente... otro 23 de Abril, Día del Libro.