jueves, 26 de febrero de 2015

Adiós, bipartidismo, adiós

"No estrelles tu cabeza contra un muro cuando la causa está perdida: 
ve por los costados, busca la orilla"
( Cuenta Cristina Rota- madre de Juan Diego Botto- que esta frase
se la oyó a un profesor.

No recuerdo ahora el nombre de la persona que dijo: escribir es, además de un socorrido desafío a la finitud, un intento de dar forma a la incoherencia; de tratar de comprender el mundo antes de bajarte de él.
Algo de ello es lo que me ha movido a permanecer fiel a esta cita semanal durante bastante tiempo. En el fondo, puro deseo, pura necesidad. Escribir es, también, contarse cosas uno a sí mismo; recolocar ideas como quien ordena con placer los libros de una biblioteca; descubrir parcelas invisibles y divisar orillas no tan lejanas. Un auténtico gozo.
Pero, a veces, como ahora,  es necesario un alto en el camino, sentarse y, simplemente, mirar. Perder la vista en la lejanía y dejar que la brisa acaricie la piel. Otros, no lo dudo, cogerán el relevo. Aquí seguiremos mientras la vida cotidiana ofrezca mil y un motivos para opinar y compartir.
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En algún momento se acercaron  a este blog, poetas como León Felipe, García Montero, A. Machado, Benedetti, M. Hernández, Sampedro, Lorca,....
Y también, entre otros muchos: Fernández Pózar, Vargas Machuca, Chavela, Moreno Barranco, Josep Fontana, Vázquez Montalbán, Groucho, Nelson Mandela, Manu Leguineche, Salvador Allende, Paco Ibáñez,...
A todos ellos, y a los que no cito, gracias por compartir de alguna manera sus vidas, sus ideas, su pensamiento y su obra. 
He opinado sobre cuestiones diversas y relativas a temas como la Educación; Canciones; Cine; Poesía; Europa; Crisis; Utopías; Memoria Histórica; República; Constitución; Libros; Iglesia y Religión; análisis políticos,....
Y- ¡cómo no!-, sobre la Transición y el bipartidismo, al que ya dediqué tres entradas en enero de 2013 y que han  sido una constante, de una u otra manera,  en mis artículos. Para mí es imposible mirar las aguas estancadas en que nos enontramos, sin mirar río arriba.
Estamos en un año crucial. Nada hacía pensar , a pesar del enorme deseo que tuviéramos, que la tranquila, rutinaria y " bien atada" situación política de hace tan sólo tres años, iba a llegar al punto en que se encuentra en la actualidad. Este es un  momento lleno de posibilidades y de recibir con esperanza, nuevos tiempos, nuevas formas, nuevos modos, nuevos enfoques, nuevas ideas. Un momento para recobrar la ilusión perdida. El legado de la generación del 78 no puede durar eternamente. Es la hora de acabar con este desaguisado o será él quien acabe con todo. Es la hora de otra generación. Con todos los fallos, incertidumbres y desconfianzas que queramos añadir. Pero es  su hora. Su tiempo. 
El deplorable y agónico debate sobre el estado de la nación nos ha brindado, una vez más, una visión repetida hasta la saciedad  de esta transición nacida de la propia dictadura y que hemos soportado a lo largo de casi cuarenta años: 
Un partido en el gobierno, soberbio y crecido y un prepotente Presidente del Gobierno diciéndole al jefe de la oposición... " No vuelva usted aquí a decir nada. Es patético". ¿ Fueron estas dos personas las que hace días firmaron un solemne acuerdo de Estado?. Es del todo imposible digerir los dos hechos a la vez.
Y un hemiciclo casi vacío, como siempre,  cuando se acaba la intervención de los dos grandes y, al parecer, únicos espadas. Las minorías despreciadas. El trabajo abandonado. La ejemplaridad machacada. El respeto a la palabra- símbolo de un Parlamento- , aniquilado.
Y como novedad, en esta ocasión, la vicepresidenta del Congreso- en funciones de Presidenta- jugando a Candy Crush mientras proseguía el turno de palabras. 
Realmente patético y escandaloso. 
Si a algo hay que decir ahora adiós, es sólo a una cosa:
Al bipartidismo que hasta aquí nos trajo: una derecha siempre potente y de mirada justiciera que nunca compartió su territorio, y una izquierda invariablemente acomplejada, alejada de sus principios y en permanente búsqueda de autor. 
Como los personajes de Luigi Pirandello. 



viernes, 13 de febrero de 2015

Perfiles y hojarascas

Hay expresiones que, sin causa aparente,  fueron abriéndose hueco en nuestro lenguaje hasta tal punto que han ido ocupando  lugares preeminentes  en cualquier conversación con independencia de su enjundia. Y digo sin causa aparente porque, en realidad, nunca hay puntada sin hilo incluso si se trata del lenguaje. Jamás hay vocablo nulo o frase aséptica. Quiero decir que no es cuestión de modas. 
Me he referido en alguna ocasión a la expresión pensar en positivo, que nos condujo, en los comienzos de los noventa, a abandonar lentamente, como el que no quiere la cosa, toda crítica que no fuese positiva. Es decir, que no siguiera los cánones oficiales establecidos. Salirse del camino implicaba pensar en negativo. Y pensar en negativo era y es algo dañino, nocivo  y peligroso. En todo caso, un pensamiento negativo ( alejado del positivismo oficial) era y es propio  de una persona pesimista y derrotista.
La expresión pensar en positivo fue reforzada, años más tarde, por otra que tampoco tiene desperdicio. Ya no se trataba solamente de pensar en positivo sino también de hablar y de actuar,.... dentro de los cauces de lo políticamente correcto. Y, claro está, lo políticamente correcto era y es todo aquello que desde altas instancias era bautizado como  lo políticamente correcto y punto. La expresión hueca e insulsa de lo políticamente correcto nos lleva  a cuestionarnos el sentido vacío de dicha frase.
Otras expresiones que han ido saliendo a la palestra han sido hacer los deberes y poner en valor. La primera de ellas nos ha ido recordando siempre nuestras obligaciones sin que, como contrapartida, saltase a la palestra de forma simultánea la exigencia de nuestros derechos. Y la segunda, a mi me suena más a poner en mercado algo que en sí mismo puede tener  la máxima importancia y valía por encima de salir en  bolsa, que es lo que parece. Deben ser los aires mercantilistas que nos cercan.
Hacer planes y proyectos, diseñar, tener propósito de algo o aspirar a una meta, resulta que es una hoja de ruta. No sé, pero hablar de hoja de ruta  a mi me traslada a épocas imperiocampamentales o a aquello, ya lejano, del servicio  militar. Le veo cierto encorsetamiento  a la expresión  hoja de ruta, del que carecen los términos, planes, proyectos y diseños.
Otra expresión que fue subiendo enteros fue y es tolerancia cero. Fundamentalmente su uso se centra en la violencia de género. Pos supuesto, nada que objetar, aunque tolerancia cero debería haber también, por ejemplo,  contra los desahucios. 
Hoy día hay una expresión muy en boga y nacida, igualmente, de esa nada  que nunca lo fue. Ponerse de perfil. ¡Ah, ponerse de perfil !. Forma sibilina y respetuosa de describir a quien mira para otro lado. Vulgarmente es hacerse el tonto o esconder la cabeza; no enfrentarse a un problema; no mojarse; no implicarse; no definirse; no tomar una decisión o, simplemente, no opinar- no por no saber-, sino por callar. Tacticismo puro. Es una nueva ideología: la ambigüedad.
La última que se nos ha puesto de perfil, no sé si dicho por ella o por su equipo asesor, ha sido Susana Díaz ante el obús lanzado por Pedro Sánchez contra la Federación Socialista Madrileña y todo lo que en ella se moviese, casi en vísperas de iniciar la campaña electoral. 
La Presidenta- que anda en otras ocupaciones más domésticas-, ha debido pensar, en esta ocasión, que todo lo que ocurra más allá de Despeñaperros es asunto de otro partido distinto al suyo aunque sea el mismo. Como, al parecer, lo primero para ella son los andaluces, se ha puesto de perfil y eso es, como poco, tratar de jugar con ventaja a la espera de ver qué ocurre y ya si eso.... dirá, en su momento. 
De perfil llevan, unos y otros, bastantes años. Así está el patio. Y cuando dejan de estar de perfil pasan- sólo los elegidos, eso sí-,  a un plano sobrenatural, llamado entre bastidores o lo que es lo mismo a  una situación discreta  y eficiente sin perder cuerda.
Dice el diccionario que perfil, entre otras acepciones, es la postura en que no se deja ver  sino una parte de las dos mitades del cuerpo. Yo añadiría otra acepción: postura en que no se deja ver el pensamiento real de una persona. Y eso, tratándose  de personajes públicas, tiene su cosa.
Lo primero que nos llama la atención de la pintura egipcia son las caras de perfil aunque sus ojos y hombros los vemos de frente y manos y pies del mismo lado. Es decir dos manos derechas o dos manos izquierdas. Conseguían así reflejar  toda la esencia principal del personaje. Como si la viesen simultáneamente desde varios puntos de vista. Muy singulares, los egipcios.
Ya que de perfiles y hojarascas escribo, añadiré por último que  es imposible repicar e ir a la procesión o, nadar y guardar la ropa. ( recientemente escuchamos: firmo ahora esta ley pero la derogaré en cuanto esté en el poder). Algo así como aquella frase del admirado  Groucho: " Estos son mis principios, si no les gustan  los cambio".  Solemne y de tinte estadista la primera frase e irónica y humorística la segunda.  Sin embargo, vienen a decir lo mismo. Es lo que ocurre al  ponerse de perfil aunque sea  de forma seria y ceremoniosa. Que su comicidad asegura la carcajada. 
En fin,.... siempre cantando de perfil aquellos versos, " ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio..".
Ya digo. De perfil. Ponerse de esta guisa supone, en cantidad de ocasiones, convertirse en mediocre. Claro que de tales palos, tales astillas. 
O mejor aún. De aquellos polvos, estos lodos.





viernes, 6 de febrero de 2015

Moralidades a la carta

Cuando una vivienda se está inundando no parece lógico dedicar toda la atención y  esfuerzos que  la grave situación  requeriría en esos momentos ,  a colocar derechos los cuadros colgados en las paredes de la casa o a limpiar las bombillas polvorientas. No sería sensato ni razonable. 
Pero si de lo que se trata es de exigir que el vecino pinte las rejas del balcón por falta de brillo mientras  que quien lo reclama  mantiene el suyo con herrumbre y a punto de caer a la calle, entonces, el tema  adquiere otro tinte distinto.
En este caso podríamos perder los nervios si alguno fuésemos el vecino o, simplemente, miraríamos  pacientemente al demandante y nos reiríamos  a carcajadas ante su requerimiento. 
Y es que ante ciertas cosas no queda otra opción, como suele decirse, que tomárselo con filosofía, buen humor y dar por hecho que el susodicho, o bien carece de vergüenza, o se ve investido de ese poder, entre grotesco y soberbio, que otorga la estrella in pectore de sheriff del poblado.
Nuestra vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, que nunca ha entrado a valorar comportamientos personales de otros líderes, ha tenido hoy la ocurrencia  de hacerlo. Y lo ha hecho desde la mesa de portavoz del Gobieno al finalizar el Consejo de Ministros. Respondiendo a preguntas de los periodistas y en relación a temas fiscales de José Carlos Monedero ( nº 3 de Podemos), ha afirmado: "... si todos los españoles hicieran lo que el Sr. Monedero a ver cómo pagábamos  los servicios públicos en este país, a ver cómo pagábamos la Sanidad y la Educación".
No queda otra opción que reírse ante tal comentario  como en el caso del vecino. Nuestra vicepresidenta ha  tratado, al parecer, de poner derechos los cuadros de las paredes y  se ha  mostrado exigente ante una  menudencia si lo comparamos con lo que se vive en el país o  lo que tiene en su propia casa ( léase partido).
Me asombra el interés de Sáenz de Santamaría por la Sanidad y la Educación. Si es cierto, debería entrar  a saco en cuestiones de muchísima más envergadura. Y si no es cierto su interés, no debería frivolizar con temas  que están provocando daños tremendos en la sociedad. Claro que a lo mejor  de lo que se trataba  era de colocar al Sr. Monedero de forma pública y solemne en la cúspide de quienes están torpedeando y arruinando las arcas públicas. ¿Quien sabe?. Sería un dardo más contra la diana a batir. Uno más pero no el último.
Antonio Hernando, portavoz parlamentario del grupo socialista, se ha sentido de pronto un cruzado en la lucha  frente a las tramas de corrupción que nos azotan. Y desde la Universitat Jaume I de Castellón  ha afirmado que el número tres  de Podemos, Juan Carlos Monedero,  "podía ser el Bárcenas de la formación que lidera Pablo Iglesias". Ocurrencia que denota carecer de vergüenza. Mucho tendría que hacer Monedero para ser equiparado a Bárcenas o a los cientos de Bárcenas, que a buena sombra y cobijo, pululan por nuestros lares. Si es cierto que piensa así, yo le aconsejaría que abriese los ojos y se empapase a fondo de como anda el país.
Es que si Monedero es Bárcenas, ¿ dónde colocaría el Sr, Hernando  a muchos de su propia casa ( léase partido). Este señor, haciendo estas declaraciones, también se dispone a colocar derechos los cuadros de la pared cuando la casa se está inundando.
¿ Es otro dardo contra la diana?. Me temo que sí. Uno más pero tampoco el  último.
Mal deben estar las cosas, muy mal. Mucho miedo y nervios debe haber, cuando sus miradas  se centran en el público de la plaza y no en los toros que tienen en la arena a su libre albedrío.
Parece ser que tanto la Sra. Sáenz de Santamaría como el Sr. Hernando, no distinguen, o no quieren distinguir, una brisa de un tornado. Para ellos, son vientos y punto. Todos al mismo saco. No dudo que al Sr. Bárcenas le habrá dado la risa floja ante la ocurrencia chistosa del Sr. Hernando. Y no digamos el jolgorio que habrán producido las declaraciones de la vicepresidenta entre los reyes de la ingeniería financiera o entre los afectados por la amnistía fiscal de Montoro, o  los ideólogos de las preferentes, por citar tres  casos. Si leyesen los escándalos de cada día, no hubiesen podido hablar como lo han hecho. Me resulta imposible creer que están al tanto y son conscientes.
Ante tanta risa y mofa al personal, el Sr. Wert ( últimamente desaparecido) sale a escena y nos suelta... que las familias se ahorrarán mucho dinero por los estudios universitarios de sus hijos al acortar los grados de carrreras y aumentar los másteres.  Para muchos, los carísimos e inalcanzables másteres. Y si  al leer esto, la risa no se ha tornado aún en carcajada, añade una guinda pastelera: además, así la entrada al mercado laboral será antes. Ahora, sí. La carcajada es total.
Yo, al menos, desconocía el enorme interés de estos señores en su lucha contra la corrupción y en favorecer a las clases populares. Aunque no sé qué pensar. También es posible que la vergüenza y el pundonor, si algo de ello quedaba, se hayan esfumado  o  que piensen de verdad que el pueblo es tonto de capirote.
Ustedes verán.
Una cosas es cierta. Si la lupa,  aplicada contra  la  mínima duda de inmoralidad o de falta administrativa. hubiese actuado desde los inicios de nuestra etapa democrática con la misma firmeza que lo hace ahora contra el partido Podemos, otro gallo nos hubiese cantado desde entonces.
Pero eso sería otra historia.






domingo, 1 de febrero de 2015

El derecho a la esperanza

" La libertad estriba en ser dueños de la propia vida"
( Platón.- Filósofo griego.  427- 347 a.C.)



Es un derecho  tener ilusiones personales y colectivas, tener esperanza y  poder comprobar que no todo tiene que mantenerse por siempre igual, sobre todo si el presente es  duro  e irrespirable. 
Tenemos derecho a mirar más allá de lo que nos dejan. A abrir ventanas. A saber que hay vida detrás de los dogmas financieros y mercantilistas que nos azotan. El derecho a decir NO, cuando tantos síes nos han traído  a este tiempo  angustioso y desesperanzador para tanta gente y muy especialmente para la juventud.
Tenemos  derecho a creer y desear que otro mundo y otras formas son posibles. Derecho a desafiar al miedo. Derecho a no vivir de rodillas, a desenmascarar las mentiras, a decir ¡Basta!, cuando la dignidad como personas es pulverizada y se convierte en lejana utopía. Derecho a creer que existe la solidaridad y que no todos los seres humanos son  malos e inmorales por esencia. Derecho de asirnos a valores que nos humanizan y nos cultivan . Nadie, absolutamente nadie, nos puede robar ni recortar todos estos derechos.
Y también tenemos el deber generacional de entregar una sociedad mejor. En cualquier caso, nunca  peor  que la que recibimos. Nada lo justificaría.
En este presente triste y noqueado después del aluvión provocado por el paradigma de la austeridad impuesta por los pecados cometidos ( en el fondo, para acabar con la sociedad del bienestar), no queda otra salida que recuperar la ilusión y depositarla  en quienes han sido capaces de encender una pequeña luz  en medio de la oscuridad.
Da igual que se llame Podemos o como se hubiese llamado. Da igual que sean unas personas u otras. Lo verdaderamente importante es que se ha abierto una esperanza real de recuperar, más pronto que tarde, la ilusión  de caminar avanzando para que cualquier pasado lo veamos,  siempre, peor en cuanto a derechos conquistados y de establecer  formas de vida más humanas, más justas, más dignas  y más solidarias. Han logrado poner al país patas arriba abriendo interrogantes y poniendo en tela de juicio " verdades y argumentos" inamovibles y nunca cuestionados hasta ahora. Han conseguido  que los partidos, adormecidos o alejados de sus ideales, noten  cómo el suelo se mueve bajo sus pies. Han roto en pedazos la monotonía y la gente comienza a pensar   que nada está escrito de antemano y que cada pregunta debe ir unida a una respuesta lógica y no trilera. Se ha tomado conciencia de que  acabar con el desencanto es el primer paso, ineludible, para comenzar a caminar con todas las carencias y defectos que se quieran.
No puede ser lo que se está viviendo. No pueden hacernos  creer que esto es lo natural a pesar de tanto desgarro y que algún día  lejano llegará ese  paraíso anunciado  que nunca se alcanzará. No puede ser que a la vez que soportamos y vemos  tantísima indignidad a nuestro alrededor, asistamos como espectadores al conocimiento diario  de  auténticas orgías  de corrupciones, de impunidades y de saqueo a manos llenas de dineros públicos, es decir, de todos.
No puede ser, como está ocurriendo, que toda una generación sea sacrificada porque sí. No puede ser que desde las  instancias democráticas se apuntalen y justifiquen medidas insoportables para la ciudadanía e impuestas por poderes ajenos al sistema democrático. Nos va en ello la salud democrática. No puede ser que los ciudadanos  estén por debajo  de los poderes y directrices de los mercados. 
En el lodazal y la parálisis en que nos encontramos, ha surgido Podemos. ¿Cuáles eran las otras opciones?. ¿ Mantener todo igual siguiendo la misma cirugía y tratamiento a cargo de los mismos equipos médicos, sólo dispuestos a forzados  retoques mínimos ante la persistente y cada vez mayor gravedad  del enfermo?.
¿ Esperar a que todo salte por los aires  cualquier día de cualquier año?.
Nuevos equipos, nuevas formas, nuevos tratamientos,... ¿Por qué no?. Es obvio que también pueden fallar. Nadie lo discute. En todo caso, se trata de hacer lo mismo que cuando nos preocupa cualquier tema médico delicado o de especial  gravedad que afecte nuestra salud. Buscamos  segundas opiniones e incluso solicitamos distintos tratamientos y distintos profesionales si, llegado el caso,  observamos  que el asunto no avanza positivamente.
Este es el comportamiento natural de cualquiera.
Costará trabajo. Mucho trabajo. No soltarán su presa fácilmente. El poder tiene estas cosas. Son muchos años y la costumbre hace hábito. Seguirá cayendo basura a espuertas  sobre este partido y sus dirigentes a medida que sus posibilidades crezcan. Se les mirará con lentes de última generación  para encontrar  lo que haga falta y más. Se usarán varas de medir muy distintas. Se asustará con el miedo al abismo, se mentirá sin escrúpulos a través de sus discursos dominantes. Establecerán comparaciones injustas y harán lo imposible por arrancarnos la esperanza en algo mejor y posible.
El objetivo no es, por tanto,  luchar contra la corrupción  ni contra personas carentes de ética y moral. No. No es ese el objetivo contra los que aspiran a gobernar.
Si fuese así, ya estarían luchando- los partidos clásicos- desde hace décadas contra temas de muchísima más envergadura  y que siguen correteando a sus anchas ante nuestra mirada atónita. 
El objetivo, al aplicarles la lupa es, simplemente, que no alcancen, ni se acerquen siquiera, al poder bajo ningún concepto. 
Están  destemplados y nerviosos ante esa posibilidad. Disponen de todos los medios y es su territorio. No quieren a gente no invitada. 
Les falla, eso sí, algunos aspectos importantes. Es su talón de Aquiles. Carecen de credibilidad dado su historial, y pretenden a la desesperada que tampoco la tengan  aquellos que, al día de hoy, aún mantienen en blanco sus expedientes políticos. 
Y carecen, sobre todo, de la ilusión, la confianza y la esperanza que la ciudadanía reclama a los cuatro vientos  para intentar salir de este atolladero y de este desencanto.
Se trata de recuperar la dignidad y de no cercenar el futuro de las nuevas generaciones. Aquellos  que,  cuando se aprobó la Constitución vigente, eran muy pequeños y otros muchos ni habían nacido.
Hoy, buena parte de ellos andan buscando con desasosiego su espacio en la sociedad para vivir con dignidad e independencia.
Es su tiempo. Es su hora. Es su derecho. Es su voz y su esperanza.
¿ Qué razones nos asisten para no permitirles presencia, protagonismo y confianza?.
" Tristes tiempos estos en los que hay que luchar por lo que es evidente", como nos dijese el escritor suizo Friedrich Dürrenmatt ( 1921- 1990).