viernes, 18 de noviembre de 2011

Urnas

A punto de finalizar la campaña electoral, en la que de forma reiterativa y machacona se ha insistido por tierra mar y aire en el bipartidismo nacido de la Ley Electoral vigente, por fín llegamos a eso que se llama "jornada de reflexión".


Y bueno.... qué pensar.... qué decir.....


Me hubiese gustado que temas como la propia ley electoral, la corrupción, la tremenda evasión fiscal, la lucha contra el fraude, la función del Senado, el marco autonómico, el concordato, la reforma fiscal, los privilegios, y un largo etc.... hubiesen sido temas de debates y propuestas claras. Y sobre todo, sobre todo, en estos momentos, que el protagonismo de un tema fundamental, se hubiese convertido en el tema estrella: Europa, los llamados mercados, el desmoronamiento del llamado estado del bienestar.


Nada de ello ha estado en debate. ¿Por qué?.


Una campaña aburrida, repetitiva, de falso escaparate, con anuncios- mensajes que harían sonrojar a cualquiera, con verdades a medias, con las dos estrellas chupando cámara y escenario mientras el resto de partidos, ninguneados, trataban de luchar contra las tempestades. ¿ Es esa la realidad de la sociedad española?. O yo o tú, y como no debes ser tú, pues está claro que debo ser yo. Y punto, porque los demás no existen. Y los dos repitiendo lo mismo una y otra vez. ¡Qué cansancio!¡Qué hastío!.


El PSOE y el PP, se han vapuleado, se han mirado, e incluso se han querido a lo largo de la campaña. Para cada uno de ello no existe, ni debe existir, más que el otro. Eso es quererse.
La retahila de frases huecas mirando al tendido: vamos a acabar con el paro, vamos a mantener lo público, vamos a defender las prestaciones,.... ¿Y el pasado inmediato no existe? ¿ El presente tampoco? ¿No hay que rendir cuenta de lo realizado? ¿Todo va a ser siempre futuro?¿Ese dorado que nunca llega por la sencilla razón de que siempre es futuro?


Uno de ellos descubre de la noche a la mañana la solución a todo. ¡ A buenas horas!. Abanderando un discurso de izquierdas que ya lo hubiésemos querido a lo largo de la legislatura. El otro, diciéndonos que nos lleva igualmente al paraiso pero sin decir ni explicar cual es el precio del billete.
Milongas. Milongas.


No se han dado por enterado- al menos de cara al pueblo- que esto de las elecciones sirve mientras les sirva a los grandes poderes, que ni mucho menos,- como vemos cada día más claro- son los gobiernos estatales. Cuando el 21, el que sea tenga que rendir cuentas y pleitesía a esos poderes del Mercado, recibirá el auténtico programa electoral que deberá poner en práctica.


¿Dónde está Europa?
¿ Dónde el Parlamento Europeo?. Nuestros representantes.
¿Dónde los políticos? ¿Dónde la izquierda?
El precipicio diario nos produce tal vértigo que no nos deja ni ver todo lo que está ocurriendo.
¿Qué final nos aguarda?¿ qué desenlace tendrá todo esto?.
Es necesario votar. Pero no olvidemos que hay vida detrás de los dos grandes partidos. Que no todo acaba en ellos. El Parlamento debe ser una cámara representativa de la sociedad plural que somos, en donde cada grupo defienda los programas para los que fueron elegidos sin abandonar sus esencias aunque tuviesen que negociar una y mil veces en el nombre de ese pueblo al que dicen representar.


Las campañas electorales, deberían tener como uno de sus objetivos rendir cuentas del programa presentado y que un día les llevó al Parlamento. De eso tampoco se dijo nada en estos días. Y de temas que no iban en el programa.... pero que al final se han hecho....


Se han hecho porque .... "era necesario hacerlas" y punto, como diría uno.


O porque "las cosas deben hacerse ... como Dios manda", que diría el otro.


1 comentario:

AGL dijo...

Cuando nos sabíamos bastantes respuestas, nos cambian las preguntas. Después nos aprendimos otras respuestas... y ahora nos cambian el libro entero, el profesor, el colegio.... "Desconcierto", eso es lo que dice Caballero Bonald hoy en El País para definir la situación. Y esa es la tiste palabra que se me ocurre en esta lluviosa tarde de noviembre para definir lo que siento.