DESCONEXIÓN
El semblante serio de la enfermera, que acababa de salir de la habitación con una bandeja en la mano, hacía presagiar lo peor después de dos intensos días de incertidumbre.
...
Postrada en una cama del hospital y conectada a tubos y monitores que me mantenían con vida, cerré plácidamente los ojos y vi desfilar, mis últimos años vividos.
Allí, a mi lado, junto a la cabecera de la cama, expectante y en silencio, se encontraba mi mejor amigo. Mi inseparable e imprescindible compañero con quien había compartido años de felicidad y que ahora, en esta circunstancia, se dejaba rozar por mi mano debilitada.
Allí, a mi lado, junto a la cabecera de la cama, expectante y en silencio, se encontraba mi mejor amigo. Mi inseparable e imprescindible compañero con quien había compartido años de felicidad y que ahora, en esta circunstancia, se dejaba rozar por mi mano debilitada.
En su compañía, había gozado como jamás pude imaginar. También recordaba ahora el pánico y el terror que, a veces, había sentido cuando en algún momento, desaparecía. En otras ocasiones, callaba y se evadía mientras yo le miraba asustada y él me tranquilizaba siempre con la misma respuesta:
- Nena, no te preocupes. Estoy cargando las pilas.
Cuando alguna vez me atreví a salir sola, mi estado de ansiedad fuera de control hacía que corriese despavorida a su encuentro. Me era imposible no disfrutarle cada segundo.
Con su ayuda constante me fui desenvolviendo hasta alcanzar una buena situación en mi vida laboral. Con él, había viajado por medio mundo y vivido momentos únicos que quedarán para siempre en la memoria. Y él - siempre él -, me fue presentando en sociedad hasta convertirme en una chica extrovertida y segura cuando estaba presente, que siempre lo estaba.
Cuando alguna vez me atreví a salir sola, mi estado de ansiedad fuera de control hacía que corriese despavorida a su encuentro. Me era imposible no disfrutarle cada segundo.
Con su ayuda constante me fui desenvolviendo hasta alcanzar una buena situación en mi vida laboral. Con él, había viajado por medio mundo y vivido momentos únicos que quedarán para siempre en la memoria. Y él - siempre él -, me fue presentando en sociedad hasta convertirme en una chica extrovertida y segura cuando estaba presente, que siempre lo estaba.
Durante años, nunca dejó de estar a mi lado animándome, entreteniéndome, dándome seguridad o sacándome la mejor de mis sonrisas en días o momentos aciagos. Se convirtió, poco a poco, en mi vida, en mi oxígeno y en mi razón de vivir. Así me siento. Pegada a él para siempre.
...
En el silencio espeso de la habitación, sonó de pronto su móvil.
Alguien se acercó a la cabecera de la cama, lo apartó de su mano cercana y lo desconectó. Acababan de arrancarle su vida, su oxígeno y su única razón para vivir.
Fue suficiente para que en la pantalla de uno de los monitores apareciese una simple línea continua sin sonido alguno.
Fue suficiente para que en la pantalla de uno de los monitores apareciese una simple línea continua sin sonido alguno.
( JAEM )
6 comentarios:
Interesante relato para reflexionar sobre la relación que mantenemos con nuestro " nuevo muy mejor amigo". Ya se habla de ella como una adicción con severo síndrome de abstinencia.
Yo no eh!.Yo controlo!
Enhorabuena por tus relatos de agosto, que no dejan indiferente a quien se acerca a ellos. A.M.P.
Los he leído todos ¡qué buenos! Creo que poco tienes que aprender ya en los cursos.
Se ve que coincidimos en muchas reflexiones. Yo en mi blog escribí"Ni un día sin él", pero los míos son más breves. Enhorabuena y un abrazo.
Para A.M.P.: Gracias por tu comentario y que abarca a todos los relatos de agosto. Respecto al último, trato simplemente de decir a través de una situación irreal, lo que uno ve en circunstancias y momentos dispares, por poco que observe a su alrededor. La realidad, a veces, supera a la ficción.¡ Es increible!. Analizar el cambio del comportamiento humano con sus pros y contras, entra dentro de la ciencia ficción, en estos momentos. Pero hacia ello vamos y a velocidad de vértigo. Un saludo.
Para Arropía:
Gracias por tu comentario. Te agradezco - ¡cómo no!- tus piropos pero me veo a años luz. En esto, como en todo, por más que uno camine, nunca se llega al horizonte. Digamos que este tema cotidiano, es ahora mismo un buen foco para recrearlo en una situación irreal, pero que consiga plantear interrogantes de fondo por debajo de la cáscara siempre anecdótica.
Gracias de nuevo, y espero que nos veamos muy pronto. Un abrazo,
Como disfruto con estos relatos... que leo desde mi movil, ahora ya con internet, y del que no me desprendería ni en el lecho de muerte...
Compañero, gracias por tu comentario y la sonrisa que suscita. Quien sabe si en un futuro no lejano, sea la desconexión del chip que cada uno lleve incrustado la que certifique "la parada y fonda final".
Un abrazo.
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