miércoles, 24 de diciembre de 2008

Sonatas para piano

Como se llenan de palomas las plazas en domingo, la mañana del sábado 20 de diciembre se llenó de música. Los alumnos de la academia de Belén Fernández nos regalaron un hermoso concierto, preludio de la Navidad, a cuantos tuvimos la suerte de acudir a la Sala Compañía. La vieja iglesia de los jesuitas, a la que una cuidada restauración ha devuelto su pasado esplendor, sirvió de marco para que una veintena de jóvenes intérpretes nos envolvieran con sus “Sonatas para piano clásico”.

En el lado del evangelio esperaban su turno, inquietos, los músicos. Al poco, bajo la pesadez de la bóveda, se sucedían las composiciones de Beethoven, Haydn, Mozart… elevándose, flotando con su aérea ligereza entre los gruesos muros del templo. La sonata KV 283 de Mozart, la sonata HOB/XVI nº 50 de Haydn o la Opus 49/1 de Beethoven con la que Antonio nos obsequió, iban calando entre el público, como una lluvia suave y benéfica.


Una joven pianista nos regaló una hermosa interpretación del primer tiempo de la sonata Opus 49 de Beethoven, enredando sus notas entre las lacerías de los pilares barrocos, entre las filigranas de la piedra que, bañadas de música, perdían ya toda su frialdad. Tras ella, la sonata “Wadstein”, de la mano de un apasionado y habilidoso intérprete, llenó con sus malabarismos musicales toda la sala, mientras mirábamos al techo o nos perdíamos, escuchando su audaz ejecución, entre las orlas vegetales de las paredes, entre las molduras de las pesadas cornisas.

Pero no estaba dicho todo hasta que, al término del concierto, la sonata Opus 101 de Beethoven lo inundó todo con sus notas y sus acordes que las manos de otra joven pianista, ofrecieron como un hermoso regalo de navidad a todos los asistentes. Transparente y serena, la sonata devolvió, por un momento, su carácter sagrado a este espacio profano y quedó prendida en la sobriedad del desnudo crucero, como un luminoso fresco musical que no dejábamos de admirar.

Fueron solo un ramillete de sonatas para piano. Sólo música. Pero fue tan hermosa…

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