miércoles, 22 de abril de 2009

En el Día del libro....

Eduardo Haro Tecglen, periodista y escritor ya desaparecido, nos dejaba en el Diario El País, columnas como la que escribió en la sección Visto/Oído el 23 de Abril de 1999:

AH, EL LIBRO


Miles de libros me rodean en el Día del Libro: he intentado despegarme de algunos, he enviado muchos a bibliotecas, me he dejado robar benévolamente- mejor que el libro circule a que se estanque-, pero me es imposible. Yo soy una de esas personas a las que generalmente se vitupera desde los fortines donde moran los resabios de los regímenes duros, mantenidos por los viriles y fuertes guerreros de otros tiempos; Soy, digo, sentimental, pacifista, nostálgico, blando intelectualoide, y ocurre que en cada libro tengo puesta parte de mi pequeña crónica. A veces es sólo por el objeto: aquel que compré en el puestecillo que ya no está; por la dedicatoria de quien no vive y dejó ese regalo de pensamiento, alto o mediocre, qué mas da. Por la página que busco para ceremoniarme en una cita (cada vez que lo hago de memoria, me equivoco, y los perros antiguos se me echan encima).
¿Cómo voy a tirar este otro libro, si es el peor del mundo?. Tiene un valor....¡ Cuántos libros malos se han hecho!. Me acuerdo de las detestables vidas de santos que acapararon las primeras imprentas del mismísimo Gutemberg, cuando los tres poderes tenían que dar sus permisos para sus ediciones, y destruían lo bueno: aún publicados, los quemaban ( y a veces al autor). Pero cuántos entre sus líneas han ido metiendo la sabiduría perseguida, el pensamiento perseguido. "No hay libro malo", dicen quienes lo beatifican. No es verdad: hay muchos más libros malos que buenos, porque nuestra sociedad está hecha así, desde el fondo de los tiempos. Pero la idea " libro" es buena, y sana, y mejor que la de no-libro. Como creo que el lectos es mejor que el no-lector.
Ya de niño, los viriles jugadores de fútbol del patio del colegio nos reprochaban a los que preferíamos el libro a la misteriosa pelota- digo misteriosa por su capacidad de hipnosis y de adhesión de sectas, nacionalidades, pueblecillos-, a los que nos acercábamos a las chicas en vez de a su obscenidad infantil de la palabrota y la grosería. Todavía tengo libros de entonces. Ya no los lee nadie, ya ni siquira tienen valor didáctico, ni venal, y cada uno de sus versos es malo en sí mismo, y sus ilustraciones son dibujos horrorosos. Y están medio desechos por las mudanzas, las catástrofes familiares y nacionales, los viajes, los manoseos.
Pero ¿ Quién lo tira si es un trozo de uno mismo? ¿ Quién tira un recuerdo, una palabrilla graciosa, el tarareo de una canción con la letra medio olvidada, o la sombra de unas pestañas sobre unos ojos negros, azules, dorados o simplemente de color de ojo?
..............
Me gustó esta columna y esa es la razón de traerla a esta página diez años después. Para rescatar sus palabras y hacerlas presente... otro 23 de Abril, Día del Libro.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

La columna tiene 10 años y parece escrita hoy. La buena prosa, el buen razonamiento no tiene fecha de caducidad. Leyendo este articulo le veo a él y a otras personas que su vida, su casa, sus paredes, su alma está llena de libros.
Gracias.
JRDC

Anónimo dijo...

Todo está en los libros... era el título de euna canción... Antes de que todo estuviera en Internet, estaba en los libros, sigue estando en los libros. Bonito artículo. AGL

P Vázquez "ORIENTADOR" dijo...

Soy incapaz de tirar ninguno de mis libros.

Anónimo dijo...

Es hermoso bucear en un libro que al final te atrapa.... y tu único deseo es que nunca llegue la última página.

Como hermoso es reencontrarse con ellos en tiempos posteriores.Siempre están esperando a uno. Diciendo, quien sabe, cosas nuevas...
JAEM