jueves, 14 de junio de 2012

Miedos ( y II)

      Los medios de comunicación escorados casi en su totalidad hacia una línea ideológica alejada cada vez más del pensamiento de izquierdas, así como las tertulias de todo tipo, igualmente sesgadas por el poder correspondiente, continúan hablando no de las raices de la guerra abierta que nos envuelve sino de los daños colaterales que está produciendo de foma implacable. Y ese es todo el discurso.
      La anestesia colectiva a la que como sociedad hemos sido arrastrados a lo largo de décadas anteriores, está sirviendo para la aplicación, sin miramientos y con descaro, de medidas tremendas que bajo ningún concepto imaginábamos hace tan solo unos años. Medidas ( las llaman ajustes) que están desmantelando a toda velocidad todos los logros sociales conquistados. repito, "conquistados" trás la IIª Gran Guerra, bajo el estandarte de la llamada crisis.
      Tiempos de rabia contenida, con la sensación de estar cediendo y aceptando modelos de sociedad opresores y desequilibrados para el presente y, lo que es más grave, para las nuevas generaciones.
      Nos indignan las mentiras, los eufemismos, el servilismo y la pasividad de los partidos políticos ante las presiones devastadoras del dinero, del capital. Indignan, sobre todo,  aquellos partidos que han traicionado su ideología. ¿Cómo es posible? ¿Dónde están? ¿Qué piensan? ¿Qué hacen?....
Y lo que aún es peor, ¿ qué hicieron cuando ocuparon el poder? ¿qué pensaban?. ¿Cómo es posible que Andalucía gobernada durante décadas por el PSOE. se encuentre como se encuentra?¿acaso esperaban, de verdad,que el PP aplicaría medidas que solo le correspondían a ellos?
      Es increible la estupidez de nuestra clase política  en términos generales. Olvidaron algo tan fundamental, como es para quien deben gobernar los gobiernos. Olvidaron que la actividad política debe ser un servicio temporal a la comunidad y no sentirse miembro de una casta aferrada a las prebendas y a las poltronas, si es posible, de por vida. No hablo de personas concretas  y anónimas que habrán sido y son ejemplo de honestidad y buen hacer y que han dignificado siglas históricas.
      Estamos bajo la política del miedo que nos paraliza ante situaciones no sólo injustas, sino surrealistas y exentas de algo esencial como es la ética y la moral pública, barridas y denostadas a lo largo de años en aras de unos nuevos valores sociales iluminados exclusivamente por el dinero.
      Pero a la anestesia y al miedo le acompaña otro ingrediente letal que es la culpabilidad.        Escuchamos, desde hace tiempo, de forma repetitiva mensajes como: " Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades", "Todos somos culpables", "Estamos en el camino correcto", "Fuera de este camino no hay salvación", "Se están tomando las medidas que hay que tomar", " todo este dolor dará sus frutos",....Todas ellas, frases huecas, vacías, carentes de significado,..y que en absoluto justifican las medidas que se están tomando.
      La culpabilidad.... eso de lo que tanto sabemos a lo largo de siglos bajo el manto sagrado de Roma, nos lleva en primer lugar a la aceptación de la culpa y posteriormente a la aceptación de cuantas medidas o penitencias nos sean impuestas. ¿A qué nos suena eso de ...."Fuera de esto no hay salvación" o aquello otro de...llegará el día en que veamos la luz después de este dolor?. Mientras.... debemos aceptar nuestro gran pecado colectivo de haber vivido por encima de nuestras posibilidades.
Es una gran mentira eso de que todos hayamos vivido así. Es falso que todos seamos culpables. Y es inasumible que toda una generación en puertas, se le condene de antemano a una vida y a unas condiciones injustas e indignas por la codicia, el desenfreno, las ansias y la inmoralidad de otros muchos. (Aunque haya sido legal).
      Pero claro, al reconocernos todos culpables, cada uno se mira a sí mismo justificando el trance, y dejando de mirar a otros lados que si vivieron por encima de sus posibilidades y a todos aquellos que se infiltaron  en cargos y parcelas de alta responsabilidad, de muy alta responsabilidad (cobrando muy altos sueldos por ello) y que hoy se esfuman sin rendir cuentas de su actuación ni de sus dineros desmesurados, al pueblo que un día les dió su confianza.
      Una vez colocados todos, unos con buenas casas refugios y otros a la intemperie ante el diluvio que nos cae,  quieren que cantemos todos juntos eso de " perdona a tu pueblo señor". Implorando que nos quedemos como estamos  veamos lo que veamos. Ateridos de miedo. Paralizados. Culpabilizados.
      Quitarse el miedo es el primer paso, para poder sentirse libres e iguales. Solo el primer paso. Pero indispensable.

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