domingo, 14 de abril de 2013

Hoy, 14 de Abril

Hoy hace 82 años de aquel martes de 1931 en que se proclamó la IIª República con Alfonso XIII huído hacia el exilio. Gran Vía, Cibeles, Puerta del Sol fueron testigos de aquella esperanza que comenzaba a cristalizar para rescatar a España de largos y oscuros períodos de atrasos, de  injusticias y de caciquismo y  transformarla asi  en una sociedad civil integrada por ciudadanos. Las Monarquías no contribuyeron al desarrollo del país. Ninguna de ellas brilló por su eficacia  durante la época contemporánea.
Decir ahora que 82 años  es, a estas alturas, demasiado  tiempo para integrar el discurso republicano en el contexto de nuestra realidad actual, es tanto como decir que los 47 años transcurridos desde aquella fecha hasta 1978 -  arranque de la Constitución vigente- eran entonces muy pocos para dedicarse a " remover el pasado", aunque 36 de esos 47 años estuvieran ocupados por la Dictadura, fruto de la guerra.
Como nos dice hoy Manuel Vicent en su columna dominical de El País : " La República constituye un paradigma de racionalidad, de modernidad y regeneración idealista, cuya fuerza estriba en que muchos ciudadanos la han convertido en un sueño".
La reivindicación republicana y su recuerdo, han permanecido vivas, a pesar de los intentos en contra y del daño realizado, a lo largo de décadas hasta nuestros días. No han servido para intentar ese olvido, ni el engaño oficial, ni el ocultamiento de la verdad, ni la manipulación, ni la autocensura complaciente de la inmensa mayoría  de los medios de comunicación, mostrándonos un concepto endiablado, tenebroso y denigrante de la misma. No lograron que la antorcha se apagase definitivamente.
La Guerra Civil, no tuvo su origen en la IIª República, sino en un sangriento golpe de Estado contra ella. Un golpe militar, cuyas consecuencias inmediatas fueron una Guerra Civil, una brutal y sostenida represión ejemplarizante, desde su primer momento, para descabezar y aniquilar todo atisbo de progreso, y una larga Dictadura, igualmente represiva, que desembocó, en sus extertores, en la coreada y modélica Transición. Los intentos de materializar los ideales republicanos fueron barridos de inmediato y posteriormente denigrados, silenciados y sustituidos por un denso período  de oscuridad en el que  se hizo tabla rasa con el movimiento obrero, con la intelectualidad- muerta o  forzada al exilio la mayoría-, con la cultura democrática, con el concepto de ciudadano  y los valores éticos de una sociedad civil,  con el laicismo frente a un poder de la Iglesia que volvió - más que nunca- por sus fueros, y con la educación y la enseñanza  progresista, igualitaria y laica,  buque insignia de la IIª República y cuya punta de lanza fueron el Plan profesional  de Magisterio,  las Misiones Pedagógicas y las Colonias Escolares basados en la Institución Libre de Enseñanza, como único e indispensabe camino de devolverle al pueblo su dignidad como ciudadanos. Una eclosión educativa y cultural, sin precedentes, con el objetivo de transformar el país.
Como señala García Montero, República es " abrazo entre cultura y sociedad. Educar ciudadanos, no es lo mismo que generar promociones de creyentes, patriotas, consumidores o futuros empleados en precario".
La IIª República fue estigmatizada una vez liquidada por las armas y la represión, señalándola como la causante indiscutible de la Guerra Civil. Aunque nos parezca inverosímil, el estamento militar que se mantuvo fiel a la República como poder legalmente constituído, fueron declarados traidores frente a los golpistas al igual que se hizo con la sociedad civil. Fundamentalmente la Dictadura y posteriormente la Transición, por acción la primera y omisión activa la segunda,  se encargaron de culminar ese proceso, de deshonra primero y de olvido después, a lo largo  de décadas de inmovilismo, de negro silencio, de apatía, d pasar de puntillas y de desmemoria, intentando, de este modo, borrar el concepto y la reivindicación republicana y el cordón umbilical del actual rey con la Dictadura . El Rey Juan Carlos, no lo olvidemos, llegó al trono de la mano de Franco. De aquella Dictadura procede su "legitimidad" inicial ( nombrado sucesor a título de Rey por las Cortes franquistas, julio,1969) , y más tarde " refrendada", según nos  han venido recordando permanentemente,  con la "Constitución del consenso", (*) y que permitió reescribir los acontecimientos hasta llegar a instalar en el discurso oficial ese concepto de   equidistancia  que se fue imponiendo (de  obreros canallas, nefastos republicanos  y violentos golpistas). Todo en el mismo saco, todos culpables. Mejor olvidar, incluyendo en ese olvido, a la nefasta República y por extensión la Guerra como consecuencia de aquella. Fue bien entrada la Transición  cuando el recuerdo de "Caídos por Dios y por España en la Cruzada de Liberación" materializado en lápidas adosadas a las iglesias y cruces en las plazas públicas de los pueblos, se cambió por el de "Caídos en todas las Guerras de España". Hasta ahi, y ni un centímetro más, llegaba el consenso.
De paso, se intentó borrar de la memoria colectiva lo que supuso la Dictadura y todo su horror - impune hasta nuestros días- como baluarte  antidemocrático y devastador. Impunidad mantenida, repito, - que se lo pregunten al juez Garzón entre otros - con los mismos argumentos de siempre: Demasiada   cercanía en los comienzos de la Transición y muy lejana en la actualidad para afrontarla. El colofón del despropósito a estas alturas es simple y se reduce a : " entonces se hizo lo que se pudo y ahora ya no interesa a nadie".
Transición, durante la cual se fue  fraguando, también , un desprecio interesado de los ideales y valores que encarnaba la IIª República, con la aquiescencia y la complicidad de parte de la izquierda oficial y que está cimentado en pilares como:   el olvido- no conseguido- de un sistema republicano abatido por las armas y convertido aún hoy, para muchos, en el culpable del levantamiento militar hasta el extremo de que nombrar la República es nombrar la guerra como si fuesen sinónimos. Está cimentado, igualmente, en el olvido y manipulación  de una Dictadura " que no fue tanto en el fondo" y que incluso hasta " hizo posible el advenimiento de la democracia".  Y , por último, está cimentado en una instauración monárquica- que no restauración - en la persona que el General Franco eligió, educó y designó como Principe de España, que no de Asturias, con derecho a sucesión en una nueva Monarquía sacada de la manga  saltándose asi el carácter sucesorio, principio básico de la misma. (Juan Carlos, fue traído a España en 1949 para ser educado por preceptores designados por Franco y en las Academias Militares).
Y todo lo anterior bajo el silencio cómplice y activo, como ya he señalado, de esa parte de la izquierda que hizo renuncia previa de su izquierdismo histórico y de sus símbolos dando por bueno que la reconciliación y convivencia significaban olvidar el pasado inmediato y  las injusticias sociales hasta el extremo de abandonar los valores de su propia identidad republicana. La mala conciencia les ha hecho presentarse, en muchas ocasiones, como no monárquicos pero sí Juancarlistas como si eso fuese posible y coherente. La idea " Monarquía o República da igual. Lo importante es progresar", ha formado también parte del discurso oficial elaborado. En definitiva... ¿ideologías para qué?. Al resto de partidos de izquierda se les expulsó literalmente de las "reglas de juego consensuadas" iniciando su larga andadura por el desierto hasta la extenuación, desaparición o simple vuelta al redil de la que se llamó  "casa común de la izquierda ", ya fuese como partido o a título individual, muchos y en cascada, como hijos pródigos en busca de mejor porvenir a través de una "izquierda razonable". ¿Nos vamos a extrañar ahora del actual páramo que conforma la izquierda en su conjunto? ¿De la desidia, parálisis, orfandad o decepción que muestra la sociedad ?. En estos tiempos,  zarandeados por lo que se ha venido en llamar intencionadamente " crisis económica" a lo que es el "desmantelamiento del Estado del bienestar",  están quedando al desnudo, como no podía ser menos,  los falsos anclajes de nuestra Transición desmemoriada, avergonzada, desagradecida, injusta y traicionera, con cuantos lucharon por una España republicana y democrática
La forma de Estado, en los albores del siglo XXI , no puede basarse ni en el carácter hereditario ni en la supremacía del varón sobre la mujer ni en la impunidad ante  la ley, igual para todos, como nos recordó el propio monarca en la Navidad de 2011, caracteres todos ellos más propios de épocas feudales. Ni puede tener su origen en una Dictadura silenciada  que acabó con la democracia y la  República. Ni en una Transición que, por olvidar, no solo olvidó  la memoria y reparación de  miles y miles de represaliados y desaparecidos , sino también, el más mínimo intento de reflexión y debate sobre su propio origen.
Sólo  un referéndum,  devolvería al pueblo la palabra sobre aquel intento republicano, iniciado en aquella   primavera esperanzadora, y  aplastado cinco años después por la fuerza de las armas. En definitiva, se trata de tomar las riendas y pasar página de una institución como la Monarquía que por encima de cualquier otro debate es, al menos, anacrónica en su esencia. 
El 6 de Abril, en el diario El País, Julián Casanova nos dejaba el artículo : "Monarquía o República."

http://politica.elpais.com/politica/2013/04/06/actualidad/1365259777_564801.html

(*) Estimo conveniente incluir aquí dos vídeos. El primero sobre el nombramiento de Juan Carlos como sucesor a título de Rey por las Cortes franquistas ( 22 de julio de 1969) y el segundo sobre su juramento como  Rey de España ante  las Cortes franquistas ( 22 de noviembre de 1975).

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias compañero por el colorido. ¡Que no falte!. JAEM

Mila dijo...

Me parece un artículo muy completo y que nos recuerda el camino que nos ha conducido a donde estamos.Mi respeto por todas las personas que defendieron a la República.

Anónimo dijo...

Bueno, la verdad es que en toda España se recordó la fecha y aunque en Jerez la "fiesta republicana" no estuvo mal, hay que seguir "acumulando fuerzas" (que diría el otro...) para ver florecer esta causa. Felicidades por tu artículo.
AGL