Os dejo un texto publicado este fin de semana por J. Antonio Marina, acerca de la extensión de la obligatoriedad hasta los 18 años q ue puede hacernos reflexionar sobre esta propuesta, a mi juicio, un tanto apresurada, cuando todavía no hemos podido hacer un debate profundo sobre las causas del actual fracaso escolar. Más escolaridad si, pero según para qué y cómo.
“Gabilondo sugiere una enseñanza obligatoria hasta los 18 años”
Me echo a temblar ante las ocurrencias educativas. Todos pensamos que es demasiado alto el porcentaje de alumnos que deja los estudios al terminar la Enseñanza Secundaria Obligatoria. Pero creer que eso se arregla obligando a todo el mundo a estudiar hasta los 18 años, me parece una ingenuidad peligrosa. Los docentes de secundaria sabemos que la permanencia obligatoria en las aulas hasta los 16 años ya plantea muchos problemas que no hemos resuelto. La ley de Pilar del castillo propuso una solución –la creación de itinerarios diferenciados a partir de los 14 años para que los alumnos pudieran elegir varios caminos- alo que el PSOE se opuso de manera, a mi juicio, injustificada. El problema de la enseñanza obligatoria es que tiene dos objetivos necesarios y contradictorios. Es el gran mecanismo de integración social, y por eso debemos hacer todo lo posible para que ningún niño o niña quede fuera, lo que nos obliga a ampliar los márgenes de tolerancia. Pero entonces desciende la calidad, que es el segundo objetivo educativo. Esta inevitable contradicción hace que el profesorado de secundaria obligatoria deba tener un talento y una formación pedagógicas excepcionales. El bachillerato debe ser diferente. Es una enseñanza voluntaria, donde la calidad debe primar. Por sus especiales características, no podemos extender dos años más el régimen obligatorio. Lo que debemos hacer es mejorarlo para que más jóvenes quieran seguir estudiando. José Antonio Marina, Filósofo (El Mundo, 1/11/2009)
“Gabilondo sugiere una enseñanza obligatoria hasta los 18 años”
Me echo a temblar ante las ocurrencias educativas. Todos pensamos que es demasiado alto el porcentaje de alumnos que deja los estudios al terminar la Enseñanza Secundaria Obligatoria. Pero creer que eso se arregla obligando a todo el mundo a estudiar hasta los 18 años, me parece una ingenuidad peligrosa. Los docentes de secundaria sabemos que la permanencia obligatoria en las aulas hasta los 16 años ya plantea muchos problemas que no hemos resuelto. La ley de Pilar del castillo propuso una solución –la creación de itinerarios diferenciados a partir de los 14 años para que los alumnos pudieran elegir varios caminos- alo que el PSOE se opuso de manera, a mi juicio, injustificada. El problema de la enseñanza obligatoria es que tiene dos objetivos necesarios y contradictorios. Es el gran mecanismo de integración social, y por eso debemos hacer todo lo posible para que ningún niño o niña quede fuera, lo que nos obliga a ampliar los márgenes de tolerancia. Pero entonces desciende la calidad, que es el segundo objetivo educativo. Esta inevitable contradicción hace que el profesorado de secundaria obligatoria deba tener un talento y una formación pedagógicas excepcionales. El bachillerato debe ser diferente. Es una enseñanza voluntaria, donde la calidad debe primar. Por sus especiales características, no podemos extender dos años más el régimen obligatorio. Lo que debemos hacer es mejorarlo para que más jóvenes quieran seguir estudiando. José Antonio Marina, Filósofo (El Mundo, 1/11/2009)
2 comentarios:
Yo pienso que la educación debería ser obligatoria a perpetuidad...
Los profesores no deberían quejarse: más trabajo ¿no?...
Totalmente de acuerdo con el artículo de Marina. Solucionar el disparate actual en que se ha convertido la ESO, es un paso previo a cualquier "otra novedad" añadida a la actual Ley de Educación. (JAEM)
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