lunes, 18 de octubre de 2010

Leer

Durante el Servicio Militar fui bibliotecario en la Marina, en la biblioteca del Cuartel de Instrucción de Marineria y a pesar de que la "mili" en general se recuerda como una pesadilla, como una gran pérdida de tiempo, los días en aquella biblioteca nunca los consideré como perdidos del todo gracias a la lectura y a los libros. Mi amigo Alfredo D. fue también bibiotecario en la Marina, pero un bibliotecario muy especial, itinerante: iba por todos los cuarteles y dependencias de la Armada en un bibliobús.
Recuerdo de mi infancia, un bibliobús que venía a la plaza de mi pueblo y he visto también fotografías de las "bibliotecas de jardín" que el Ateneo de Jerez tuvo en el Tempul allá por la década de los veinte del siglo pasado, para conciliar así la doble delicia de leer mientras se descansaba a la sombra de los árboles del parque.
Hoy, cuando cada vez leemos menos, entregados como estamos a la cultura audiovisual, o a lo audiovisual a secas, enternece saber que en algún lugar del mundo, leer sigue siendo algo muy valioso, una aventura, una conquista. Una victoria sobre las dificultades que llega a lomos de un burro: "el biblioburro".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No creo que nunca acaben los libros.Nunca. A pesar del arrollador avance de " lo audiovisual". En el fondo, no se si lo que afirmo será cierto o más bien es un deseo.

Un deseo de que no desaparezca la palabra escrita y todo lo que ello conlleva. En los libros está el conocimiento, las interrogaciones, las dudas, las soluciones, el pensamiento, la ternura, la imaginación,el descubrimiento,el diálogo, la comunicación... (JAEM)

Anónimo dijo...

Leer... tal vez soñar... Leer es uno de los pocos actos de libertad individual que puede salvarnos de tanta imbecilidad como nos rodea. (Una lectora que cada vez tiene menos tiempo para leer)