“Ni a Felipe González ni a José María Aznar nadie les dice que van desnudos”.
La afirmación la realiza Ramón Vargas Machuca, catedrático de Filosofía Política de la UCA, en una amplia y sustanciosa entrevista a dos páginas que publica hoy El Mundo. Vargas Machuca, quien fue diputado del PSOE desde la legislatura constituyente hasta 1993, ha participado en un libro editado recientemente, “Calidad de la democracia en España”, en el que se vierten críticas tanto a los partidos políticos como a la pasividad de la sociedad civil.
Siempre aprende uno leyendo a Ramón V. M., una de las pocas voces críticas que van quedando en la izquierda, quien viene alertando desde hace años de la falta de democracia interna en los partidos políticos. De ello habla también en esta entrevista en la que me ha llamado la atención el recurso a aquel viejo cuento de Hans Christian Andersen,” El Traje Nuevo del Emperador”, para recordar como “nadie cercano”, con peso en los órganos internos de dirección de los partidos, hizo ver a Felipe González que se equivocaba al no saber sacar consecuencias de aquella primera huelga general de la democracia o de los casos de corrupción, ni nadie hizo ver tampoco a José María Aznar que se equivocaba dramáticamente con meternos en la guerra de Irak, por ejemplo. El rey iba desnudo… Sin embargo a todos los cortesanos les parecía hermoso aquel inexistente traje con el que se "vestía".
Me pregunto, al leer a Ramón Vargas Machuca, si alguien habrá dicho a nuestros gobernantes nacionales, autonómicos o locales que también van "desnudos” o si, por el contrario, su círculo más próximo y con mayor capacidad de influencia sólo les dirán lo bien que les sienta el traje.
¿Y a nosotros? ¿Acaso se atreverá la gente que nos quiere a decirnos que también vamos desnudos? Resultará al final que, como en aquella playa de Los Caños de Meca, todos vamos con el culo al aire aunque nadie nos miremos y ni siquiera nos paremos a hablar entre nosotros para no avergonzarnos de nuestras desnudeces.
Siempre aprende uno leyendo a Ramón V. M., una de las pocas voces críticas que van quedando en la izquierda, quien viene alertando desde hace años de la falta de democracia interna en los partidos políticos. De ello habla también en esta entrevista en la que me ha llamado la atención el recurso a aquel viejo cuento de Hans Christian Andersen,” El Traje Nuevo del Emperador”, para recordar como “nadie cercano”, con peso en los órganos internos de dirección de los partidos, hizo ver a Felipe González que se equivocaba al no saber sacar consecuencias de aquella primera huelga general de la democracia o de los casos de corrupción, ni nadie hizo ver tampoco a José María Aznar que se equivocaba dramáticamente con meternos en la guerra de Irak, por ejemplo. El rey iba desnudo… Sin embargo a todos los cortesanos les parecía hermoso aquel inexistente traje con el que se "vestía".
Me pregunto, al leer a Ramón Vargas Machuca, si alguien habrá dicho a nuestros gobernantes nacionales, autonómicos o locales que también van "desnudos” o si, por el contrario, su círculo más próximo y con mayor capacidad de influencia sólo les dirán lo bien que les sienta el traje.
¿Y a nosotros? ¿Acaso se atreverá la gente que nos quiere a decirnos que también vamos desnudos? Resultará al final que, como en aquella playa de Los Caños de Meca, todos vamos con el culo al aire aunque nadie nos miremos y ni siquiera nos paremos a hablar entre nosotros para no avergonzarnos de nuestras desnudeces.
Ramón Vargas Machuca estará el martes 16 de noviembre en Jerez para impartir una conferencia en el Ateneo (Salon de actos de la ONCE a las 20,oo h.) que lleva por título "El lugar de la utopía en la política".
2 comentarios:
Sigo artículos y trabajos de Ramón Vargas Machuca. Para mi pertenece, junto a otr@s, a ese grupo de dirigentes que no rompieron nunca con las ideas e incluso las sobrepusieron a esa gestión diaria que todo lo justifica, incluso la pérdida de principios básicos.
Muchos echamos de menos a esta gente de tanto peso y que tanto tienen que decir, para mantener viva la utopía, tan difusa y tan perdida frente a esas borracheras que suele producir el poder o el simple deseo de él.
Son necesarios y ahora más que nunca. (JAEM)
Me da la triste impresión que los políticos tienen su actividad como un partido o competición deportiva en la que el juego no importa, lo que importa es el resultado: la victoria. Solo en las elecciones. Y las trampas, engañar al árbitro y el doping están permitidos.
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