"Miré los muros de la patría mía...." De este modo comienza el soneto de Quevedo señalando la fugacidad de la vida y la inevitable llegada de la senectud. Aprovecho simplemente el primer verso para mostrar algunas de la pintadas que adornan los mu
ros de mi "patria". Me acompañan en mis paseos, busco las nuevas y recuerdo las ya vistas. A veces logran sacarme una sonrisa o un pensamiento. Quiero haceros partícipe de algunos de ellos. Hay alguien que al final de su alegato deja, a modo de rúbrica, un ojo abierto. Este es el caso de las que cuelgo hoy. Se acompaña de imágenes para hablar en primera persona sobre sí mismo. Ahorcado o en cuclillas parece reivindicarse a cada momento.
Dios, la psiquiatría, la lucha contra las formas hipócritas son algunos de los mensajes de este ojo abierto. Es el mismo árbol, es el mismo personaje, es el mismo ojo que todo lo quiere ver. Sobre todo quiere verse a sí mismo.
ros de mi "patria". Me acompañan en mis paseos, busco las nuevas y recuerdo las ya vistas. A veces logran sacarme una sonrisa o un pensamiento. Quiero haceros partícipe de algunos de ellos. Hay alguien que al final de su alegato deja, a modo de rúbrica, un ojo abierto. Este es el caso de las que cuelgo hoy. Se acompaña de imágenes para hablar en primera persona sobre sí mismo. Ahorcado o en cuclillas parece reivindicarse a cada momento.Dios, la psiquiatría, la lucha contra las formas hipócritas son algunos de los mensajes de este ojo abierto. Es el mismo árbol, es el mismo personaje, es el mismo ojo que todo lo quiere ver. Sobre todo quiere verse a sí mismo.
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