domingo, 31 de julio de 2011

Y llegó Diciembre

No, no me he equivocado, ni es que quiera comerme el tiempo. Aún faltan cuatro meses . Pero es que decir que llegó agosto, es como decir que llega el final de una etapa y que casi llega un final de año natural, aunque no sea real. Es así, como dentro de unas horas entrará un nuevo mes disfrazado de calores más que de nieves, de conciertos más que de zambombas, de helados más que de polvorones. Diciembre se prolonga hacia enero entre uvas, frio y el cambio de número de año. Pero cuando empieza-termina agosto, se termina casi todo.



Con septiembre, sin embargo, llegan los comienzos. Comienzo de curso, de horarios, de planes, comienzo político, comienzo de liga-aunque ahora se haya adelantado unos días- , asoman de nuevo las rutinas necesarias, se retoman de nuevo hábitos algo relajados,...




Ahora viene agosto. Ni el ajetreo veraniego es capaz de acabar con la quietud, el remanso, la calma y la sensación de cierre que nos ofrece este mes. Hasta la prensa escrita desvanece acoplándose al paisaje que le rodea.




Agosto son noches de cine de verano en las que cualquier película sirve de excusa; son siestas largas con el tiempo parado y la compañía de un buen libro, vuelto a abrir al día siguiente casi por la misma página . Agosto nos embriaga de olores nocturnos a jazmín y dama de noche; nos brinda la posibilidad de charlas lentas envueltas en una brisa tenue, nos ofrece conversaciones, rotas tan sólo por risas de vecinos o desde terrazas cercanas. Agosto nos posibilita encuentros con amigos de siempre; es luz de luna y puestas de sol inimaginables desde una playa o desde un cerro en pleno campo. Agosto nos envuelve en noches estrelladas entre sueños y ruídos mansos de arroyos cercanos.




Agosto son amaneceres tempranos y deseados, con los primeros rayos deslizándose por la ventana abierta. Agosto son fiestas, verbenas de pueblos y barrios, agotando sus sonidos de orquesta, casi nunca afinadas y siempre placenteras, hasta que las luces de colores se apagan en la plaza y los vasos vacios inundan las mesas manchadas.




Agosto es romper, si se puede, con todo lo que atosiga y preocupa,.....




Es tener por reloj al sol, es no tener prisas, es sorber ese último trago de café casi tempranero, y ya casi olvidado, mientras se piensa en los apetecibles proyectos del día.




Por debajo de todo esto, se barruntan, en los últimos tiempos, corrientes subterráneas que bajan rápidas y turbias dispuestas a aflorar en cualquier momento o a cualquier sobresalto nunca deseado.



Mientras tanto, un respiro con sabores de agosto.

¡Salud!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gusta agosto más que ningún otro mes, con su calor incluido y sus "cabañuelas". Hoy, por ejemplo, el día 1, corresponde según las cabañuelas a enero próximo, y ha sido un día algo raro: ha goteado, ha hecho calor y también mucho viento... Diciembre, por muchos motivos, dspués de las elecciones del 20 N me temo que va a ser más frío que de costumbre. Mucho más frío. AGL