Es evidente que en el ecosistema que conforma toda la estructura que nos permite convivir y establecer las reglas de juego en una sociedad que busca y pretende basarse en equilibrios justos, cualquiera de sus elementos que sufra una alteración o crisis, termina afectando, más temprano que tarde, a otros elementos. No son, lógicamente, compartimentos estancos.
Es así, como vemos cada día nuevas alteraciones que van minando, poco a poco, otras parcelas del ecosistema. Crecen el egoismo, el sálvese quien pueda, la insolidaridad, la desafección hacia la clase política, la desesperanza, las exclusiones sociales,el auge de nacionalismos, la falta de autoestima, la información controlada,...
Todo ello, termina afectando al propio sistema democrático y a sus reglas de juego hasta ahora intocables. Los llamados mercados y el poder económico en su conjunto, al someter al poder político, están socavando la estructura política, que comienza a sufrir igualmente los tijeretazos, en este caso en forma de interrogaciones previas sobre su utilidad.
Hoy en el diario El País, en la llamada "cuarta página", Joaquín Estefanía escribe un artículo titulado: La democracia aletargada", en el que reflexiona sobre el papel de la política y sobre la participación ciudadana. Merece la pena.
http://elpais.com/elpais/2012/09/12/opinion/1347450830_108762.html
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