domingo, 9 de diciembre de 2012

Presente y Pasado

      Existe una tendencia actual a pensar que este  presente nos ha llegado así de pronto, sin más, y que de la misma manera en cualquier momento todo volverá a su cauce. Solo cabe esperar. Hemos llegado a creer, nos hacen creer cada día, que el devenir histórico lo forman eslabones sueltos  sin que cada uno de ellos tenga la más mínima conexión entre el que le precede y el siguiente.
      Así, por ejemplo, pensamos que la democracia nos llegó un buen día por arte de magia, digamos que porque era el momento, porque tocaba, ... Y además nos llegó de la nada, tratando de que olvidásemos el pasado, que poco debía importarnos y que al fín y al cabo era eso, pasado y por tanto inexistente. Así es como vamos conformando los hechos, porque es el momento o porque toca. El peligro de los tiempos presentes volátiles, es interiorizar que ahora lo que toca es la crisis o que el mismo sistema democrático,auien sabe, tal vez  no toque. Son los eslabones sueltos a los que me refería. Y como lo que toca es lo que toca, pues mejor esperar, que ya tocará otra cosa seguro si nos ceñimos a la teoría de la magia.
      Se nos dice que construir es mirar al futuro, sin afirmar al mismo tiempo que no hay paso que demos que no arranque de  los anteriores y que por tanto, en mayor o menor medida, sea  fruto de éstos.
      Se niegan las causas y las consecuencias. Simplemente no importan, no existen. De este modo se evita entrar en  análisis, pedir responsabilidades,  establecer comparaciones,  conocer o exigir otras soluciones, simplemente mirar,....
      La crisis, que hasta aquí nos ha arrastrado de momento, ha caído sobre nuestras cabezas sin conocer  la razones verdaderas de la misma. Se nos aplica un tratamiento de choque, con prisas y sin pausa. por aquello del mea culpa colectivo, basado en medidas durísimas a un amplio sector de la población no privilegiada y, simplemente, nos repiten cada año, desde hace ya varios, la cantinela broteverdesca de que el siguiente será mejor y que lo único que hay que hacer es mirar hacia adelante que es precisamente lo único que no existe. Ni mirar abajo, ni arriba ni atrás. No hay más. De este modo, nada que preguntarse, nada que interrogar, nada que justificar,..
      Pienso que vivir un presente ciego,  sin intentar ser conscientes de dónde venimos (un pasado analizado y asumido, que no olvidado) y sin un proyecto de futuro, que sea  consecuencia de lo anterior, conduce al mayor de los pesimismos. Pensar que la historia funciona a base de golpes de suerte de lotería es pensar y aceptar que la humanidad es mera espectadora de su existencia y que todo lo conseguido ha sido fruto del azar, que un día viene y otro se va.  No se podría entender  de otra manera, por ejemplo, la pasividad general actual ante la caída de tantos y tantos derechos  si no la atribuimos a creer que en su momento se nos ofrecieron como un regalo mágico sobrevenido y no como una una conquista de décadas  e incluso de siglos.
      No hemos llegado a este punto del camino caídos del cielo. Hemos llegado hasta aqui paso a paso en lo bueno y en lo malo con gobiernos y organismos que eligieron, en cada momento, las decisiones y el rumbo que había que tomar o que quisieron tomar. No entenderíamos,  el actual momento educativo y su nueva ley Wert en ciernes, si no partimos de dar un repaso previo al camino realizado, a los pasos dados por muy insignificantes que entonces nos pareciesen, y a ser conscientes, entre otras muchas cosas, de que ya el art. 27 de la Constitución  estuvo a punto de provocar la ruptura del llamado consenso. Aunque pensásemos entonces que todo estaba ganado. Cuando es apremiante la respuesta de un modelo educativo adaptado a  la sociedad presente y conectado con  el mundo laboral siguiendo otros modelos europeos,  continuamos, aún,  con la disyuntiva de Educación para la Ciudadanía,  las clases de Religión en centros públicos, aulas separadas por sexo, etc. Como hace treinta y cuatro años. Son los auténticos temas de fondo que permanecen y que no son nuevos. Habría que decir que de aquellos polvos vienen estos lodos. No estaría mal preguntarnos, cuándo y cómo surge la concertada como nuevo modelo de enseñanza pública, cómo ha habido centros concertados masculinos y femeninos a pesar de la enseñanza mixta, cómo....cómo...cómo..... Es decir, llegar a vislumbrar cuándo lo público se quiso hacer público con matices y empezó a dejar de ser público a secas, hasta llegar al momento presente en que de forma decidida y ya sin tapujos, se produce una nueva mutación  en  el proceso y aparece el concepto de "privado" como paradigma de la excelencia.
       No mirar las raices, no mirar al pasado, nos puede llevar a creer que todo lo que acontece es  nuevo, como caído del cielo en este momento. Así, no solamente se pierde la trayectoria realizada, sus causas y sus consecuencias, sino que nos quedamos sin norte. Porque si no sabemos de dónde venimos y  cómo hemos llegado hasta aquí,  ¿Cómo vamos a saber hacia dónde nos dirigimos y de qué manera? 

un ejemplo más:
     

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