viernes, 28 de febrero de 2014

Patinazo en la oscuridad

Me refiero al falso programa documental de televisión emitido por la Sexta el pasado Domingo día 23  en hora estelar y conducido por Jordi Évole. Un programa sobre el intento de Golpe de Estado  llevado a cabo hacía justo 33 años y que contó - en tiempo y forma- con una sugestiva e insistente propaganda,  prevía a su emisión, desconocida hasta  ahora en medios televisivos  si exceptuamos, claro está, ciertos acontecimientos de gran calado como  campañas institucionales, grandes eventos deportivos, etc.
Sobre aquel intento de subvertir el incipiente orden institucional - a los dos años de aprobada la Constitución- , conviene recordar  algunas cosas:
Aquello no fue un sainete ni una guaracha. Aquella tarde quedó grabada para siempre  en nuestras mentes y cualquier españolito, que rozase los veinte años, sabe  contar con todo detalle  sus pensamientos y andanzas de aquellas horas en la España de entonces, al igual que el resto de ciudadanos y ciudadanas que sobrepasasen dicha edad. Produjo un tremendo miedo, conmoción  y desasosiego a la población  en general, y no digamos  en   todas aquellas personas significadas o señaladas política y sindicalmente o de un claro pasado antifranquista. Por tanto, nada de broma- en el hecho en sí, ni en su tratamiento- de lo que fue una puerta abierta al abismo. No se puede olvidar  que la población que en ese momento  tenía al menos  cuarenta y un años habían nacido antes de terminar, oficialmente, la Guerra Civil. 
Fue una época  plagada de permanentes rumores golpistas desde la muerte del dictador y que no cesaron después de aquella tarde. Baste recordar los bulos sobre otro golpe que se preparaba justo para el 27 de octubre de 1982, jornada de reflexión de las elecciones generales que dieron el poder al  PSOE. Tampoco podemos olvidar  el llamado " Manifiesto de los Cien" publicado, el día de la Constitución de 1981 y firmado por un centenar de Oficiales  del Ejército contra la situación del momento y a escasos meses del juicio contra los golpistas del 23F. Tuvieran o no tuvieran consistencia  aquellos rumores, lo cierto es el tenso ambiente que se respiraba  aumentado y ensalzado, además,  por cierta prensa  y sus manifiestos progolpistas, así como las declaraciones, comportamientos y desplantes,en numerosas ocasiones,  de ciertos sectores civiles y militares de alta graduación. Ahí están las hemerotecas para confirmarlo.
Añádase, además, el juicio posterior- lleno también de rumores e impotencia diaria, celebrado  a partir de febrero de 1982, por tribunales militares y sus posteriores sentencias. De todo aquello fueron encarcelados y procesados 32 militares y un civil, de los cuales 11 fueron absueltos. El General Armada fue condenado a 6 años de prisión y en una revisión posterior, a treinta años para igualarlo al Teniente  General Milans del Bosch ( declaró el Estado de Sitio en Valencia, sacando los tanques a la calle) y  el Teniente Coronel Tejero que tomó el Congreso. Los coroneles al mando de las tropas que se encargaron de tomar RTVE y varias emisoras, no fueron encausados y al poco tiempo fueron ascendidos al Generalato. Milans recibió la Medalla de Sufrimiento por la Patria a finales de 1981, aunque el Gobierno consiguió anularla poco después. El 1 de julio de 1990 fue puesto en libertad. Murió en 1997  siendo  enterrado en el Alcázar de Toledo. Armada cumplió  7 años de su condena. Fue indultado  en 1988 por el Gobierno Socialista alegando razones de salud. Murió en 2013 con noventa y tres  años y a los  veinticinco  de su indulto. 
Jordi Évole, y su equipo, se basó, para su programa, en una mezcla difusa de  hechos reales, una rumorología que no ha cesado  desde entonces y en investigaciones  publicadas  a través de  numerosas  novelas, ensayos y reportajes  sobre el 23F, dado que como él mismo dijo: " Me hubiese gustado contarle la verdadera historia  del 23F pero no ha sido posible". Al afirmar, al final,  que el documental era ficción, lo que en realidad  hizo fue desautorizar todas las teorías que circularon y siguen circulando- y que de una u otra manera están en el documental-  a falta  de un conocimiento exhaustivo, reforzando, así, la única versión y que es la que conocemos. 
Jordi Évole debe saber, que él y su programa Salvados se habían convertido en un referente de periodismo libre y comprometido frente a la mentira y la manipulación, escudriñando en las entrañas de cada tema que planteaba  y llevando contra las cuerdas, en entrevistas memorables,  a numerosos personajes . Era su éxito incuestionable y su prestigio. La pretensión de desligar el documental de esa noche con Salvados resulta vano porque es él, y sólo él,  quien personifica  su programa. Es obvio que Salvados, es él.
¿Por qué se prestó, entonces, a llevar a cabo este documental?.¿Por qué jugar y frivolizar con un tema aún no esclarecido  y que conmocionó al país dejando  una  huella que marcó de forma definitiva el discurrir posterior  de nuestra democracia?. Y que, además, se prestasen a colaborar en el juego destacados políticos y periodistas de todo signo,  aumenta aún más el disparate, la perplejidad y el patinazo dado. Y ello, sin mencionar el pseudodebate posterior, desgajado del documental y con  un  Jordi Évole absolutamente alejado de "su saber hacer" en programas anteriores.
Afrontar aquellos hechos con distancia y cierto humor, y como algo superado, no deja de ser una bufonada  de mal gusto además de  peligrosa. No todo vale, y mucho menos, en nuestro sui géneris proceso de transición,  que al día de hoy nos  sigue deparando cantidad de sorpresas e incongruencias.
Podía haber hecho un magnífico programa, en su más puro estilo, tratando de poner sobre la mesa las muchas oscuridades que, aún, permanecen, o denunciando nuestra  Ley de Secretos Oficiales, o investigando la trama civil que necesariamente  tuvo que existir  y que permanece oculta hasta nuestros días,  o bien, analizando el impacto y cambio de rumbo que supuso  en el discurrir posterior de nuestra democracia. Todo ello con una rigurosa investigación- sello de su programa-  e invitando a personas relevantes  que aportasen planteamientos e interrogantes  sobre los hechos. No lo hizo así  y no alcanzo a entenderlo.
Sirva como ejemplo del cambio de rumbo,  por citar alguno,  la aprobación  meses después  - 30 de julio de 1982- de la LOAPA ( Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico) erigida como estandarte antinacionalista dados los devaneos de la época y la decidida opción pro-OTAN   de un PSOE  federalista  y anti-OTAN  hasta entonces.
Flaco favor  el de Évole al conocimiento del 23F y a un periodismo libre y de investigación rigurosa sobre un tema que marcó nuestras últimas décadas y en el que  radican algunas  de las causas de nuestro  problemático y delicado presente. 
Será siempre una incógnita, para mí, el tratamiento dado al tema, el momento elegido para su emisión así como el programa y conductor elegido para la misma ( bastión de un periodismo serio y de denuncia).
¿Para demostrar que todo puede ser manipulable como él mismo afirmó ?. 
Su falso programa - basado en algunas  rumorologías no esclarecidas y por tanto posibles a falta de una definitiva  investigación- consiguió asentar "en la verdad"  la no creíble y dudosa  versión pública, dando el espaldarazo  a la teoría oficial de que fue,  en ese día, cuando definitivamente  se rompió el cordón umbilical con la Dictadura Franquista.

2 comentarios:

AGL dijo...

Yo tengo esta misma opinión. Aunque esté feo decirlo, no me gustó el programa... Podría haber invertido su olfato y su buen hacer en abordar con todas sus consecuencias los rumores sobre quien amparó el golpe en sus primeros momentos y si el rey estuvo o no al corriente. Hablar de esto con claridad aprovechando su facilidad para contactar con los popes de la comunicación... Évole me defraudó: ¡Todo por la audiencia!

AGL dijo...

Yo tengo esta misma opinión. Aunque esté feo decirlo, no me gustó el programa... Podría haber invertido su olfato y su buen hacer en abordar con todas sus consecuencias los rumores sobre quien amparó el golpe en sus primeros momentos y si el rey estuvo o no al corriente. Hablar de esto con claridad aprovechando su facilidad para contactar con los popes de la comunicación... Évole me defraudó: ¡Todo por la audiencia!