viernes, 17 de julio de 2015

La lacerante cuestión griega

Esta es la sexta entrada, dedicada a la cuestión griega, que cuelgo en el blog desde el pasado veinticinco de junio. Han corrido auténticos ríos de tinta en los medios escritos y ha ocupado un tiempo estrella en  informativos  y  tertulias. Pero sobre todo, y por encima de cualquier otra cuestión, ha debido ocupar, en cuerpo y mente, la atención y dedicación absoluta  de altos organismos estatales, así como de la Unión Europea  y organismos internacionales, sin olvidar a esos otros  poderes reales ocultos, pero de máxima efectividad, aunque no estén inscritos en las páginas electorales que dan sentido y certifican el funcionamiento de toda democracia.
En mi opinión, y detrás del aparente fracaso ( incuestionable desde una mirada corta y muy pegada al hecho) de Syriza personificado en Alexis Tsipras como presidente del gobierno griego, lo que de verdad  ha ocurrido es el derrumbamiento de parte del decorado europeo y que ha  dejado al descubierto aspectos escénicos en su más cruda y temible realidad.
Cierto es que sobre la cabeza del presidente y lo que representa, ha caído parte de la sujeción de los decorados, ocasionando  el daño correspondiente. Pero lo que trato de decir es que por encima de ese hecho más propio de metrópolis y colonias, está el desplome de decorados que ha llevado aparejado  y todo lo ese hecho  ha dejado al descubierto:

a.- Ha quedado meridianamente claro que las consultas populares - léase referéndum- y las decisiones soberanas de un Estado miembro no son del agrado de quienes rigen en estos momentos los destinos de la UE, con lo cual quedan en entredicho el uso del voto y la no injerencia externa como garantes de una sociedad democrática. 
b.- Ha quedado al descubierto, por si había alguna duda,  hasta qué punto se está dispuesto a llegar para mantener el control y el poder  por encima de soberanías y otras insignificancias propias de las democracias. La presión a la que ha sido sometido el pueblo griego y su gobierno, cortándoles el grifo del dinero hasta su claudicación definitiva, no tiene precedentes cercanos desde el final de la 2ª GM, y mucho menos entre países socios.
c.- Ha quedado igualmente al descubierto la guerra no cruenta y desigual que se está librando entre los grandes poderes económicos/ financieros y las soberanías y democracias de buena parte de los países más debilitados. Los primeros cuentan con el apoyo enérgico y decisivo de la clase política conservadora y con el apoyo titubeante, aunque no menos decisivo,  de una socialdemocracia atrapada, y en terreno de nadie, al perder hace ya tiempo su identidad socialista.
d.- Esta Europa que está apareciendo no estaba en las mentes de los primeros impulsores  que trataron de rehacerla tras la sangría humana, económica y social provocada por el conflicto vivido casi a mitad del siglo pasado después de la Gran Depresión. No es esta Europa la que esperábamos y deseábamos. Ni la que se nos dijo. 
Europa defendió el  sistema democrático como garante de convivencia y trató de construir una sociedad sin graves desequilibrios  sociales y con la solidaridad como bandera. Todo ello para dar paso al establecimiento progresivo de la llamada " sociedad del bienestar". Es evidente, que esta Europa deseada y en permanente camino de construcción está saltando por los aires.
Los difíciles equilibrios implantados desde los años cincuenta se fueron fracturando  a lo largo de estas últimas décadas ( Reunificación alemana, desintegración de la antigua URSS, extinción de la antigua Yugoslavia,... ), provocando  un nuevo mapa europeo con todo lo que ello conlleva de conflictos y de nuevos desequilibrios y diseños de poder. Todo lo cual, sin olvidar  el asentamiento progresivo y pujante, desde la década de los ochenta, de un neoliberalismo fuera de control y sin contrapeso que ha ido a más desde el inicio de la crisis económica de 2007.
e.- La cuestión griega  también ha puesto ante nuestros ojos la manipulación mediática llevada a extremos inimaginables y el inmenso poder de la misma  y de sus devastadores efectos sociales. 
Por hacer una sola pregunta, ¿ Cómo se puede llamar acuerdo  o negociación a lo que se ha hecho con Grecia?. 
f.- La cuestión griega no se circunscribe  únicamente a este pequeño país de tan escaso peso en el entramado de la Unión. Es, ante todo un ejemplo de lo que puede ocurrir, es un aviso a otros navegantes de más envergadura ante cualquier deriva u ocurrencia futura que tuviesen. Lo estamos viendo ya en nuestro propio país. Y sobre todo podemos ya imaginarnos lo que nos queda por ver hasta las elecciones de final de año cuando toda la maquinaria mediática se vaya lanzando con contundencia a aplastar cualquier otra opción que defienda otros caminos y métodos distintos que los oficialmente establecidos.
Unas aguas  revueltas y agitadas como las  presentes, terminan afectando y erosionando, en mayor o menor medida, a la sociedad en su conjunto y a los partidos políticos que la representan. Les obliga, se quiera o no, a resituarse en los principios y objetivos que los definen, desenmascarando, a su vez,  sus programas y actuaciones.
g.- La cuestión griega es, evidentemente, una cuestión europea de gran calado. Y tiene  un  carácter netamente político y no económico, aunque se nos presente así disfrazado. Se están rompiendo los acuerdos que propiciaron un modelo europeo mantenido desde la posguerra. Porque de lo que realmente estamos hablando es de democracias, de soberanías, de derechos laborales y civiles, de igualdad, de  solidaridad y de la prestación de servicios básicos como son la sanidad y la educación, baluartes todos ellos puestos, poco a poco, en  cuestionamiento.  Y todos estos conceptos están fuera y muy por encima del mundo financiero y económico imperante en la actualidad. Por tanto, no es una cuestión económica. 

Los decorados caídos - y este es el éxito del fracaso de Tsipras- han dejado a la luz buena parte de la tramoya hasta ahora oculta o menos visible. Y llegar a ver, es el único paso indiscutible y efectivo para abandonar  la ceguera. Esa es la esperanza y ese ha sido el paso dado.
En la historia de la UE, se acaba de marcar  un antes y un después tras la humillación del pueblo griego y las soluciones tomadas y aplicadas contra el mismo durante estas últimas semanas.
Algo, y no precisamente accesorio, se ha resquebrajado en esta Europa que llamamos comunitaria y que presume, aún, de ser el paradigma de la solidaridad y de la igualdad.
Por más esfuerzo que se ha hecho y se sigue haciendo en  convertir nuestro presente en una época carente de pasado alguno al considerar la memoria como algo trasnochado, fuera de uso y para nada bueno, es conveniente incidir- como en el caso que nos ocupa- en la necesidad de la misma. Porque es ella  la que nos explica nuestro devenir y es, siempre, la que nos ofrece la respuesta a nuestro presente.  
Y son esas  razones y conclusiones obtenidas, las que pueden conducirnos  a sólidas y eficaces soluciones cuando de avanzar se trata.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gobernados por el dragón de tres cabezas que pide sin compasion sacrificios al pueblo. Los gobernantes de algunos "reinos", como lacayos, bajan la cabeza. Sus bufones, bien adiestrados, se encargan de vociferar que la única salvacion es seguir alimentando a la bestia,en un intento miserable de hacernos creer que así formaremos parte del poder de ella.A los valientes que han osado enfrentarse a ella los ha engullido y mostrado sus restos para aviso de posibles posibles "arrebatos".

Compañero, no por hacerlo siempre, deja indiferente tu forma comprometida y clarificadora de comunicar. (A.M.P.)

JAEM dijo...

Lo describes perfectamente desde una visión en forma de cuento. Juan José Millás, escribió una columna el pasado 17 cuyo título define, con la precisión que él sabe hacerlo, la cuestión griega. La palabra es: inverosímil. Otra descripción magistral.
Gracias por tus comentarios sobre el tema.