martes, 1 de diciembre de 2009

El honor



Alejandro Magno pretendía conquistar Asia, para ello era necesario tomar Persia ,entonces regida por Darío III. Cuentan los historiadores que sus entonces asesores aconsejaron a Alejandro atacar por la noche y pillar al enemigo dormido. Alejandro rechazó tal idea por considerarlo impropio de un hombre de honor. "Prefiero tener que lamentarme de mi fortuna que avergonzarme de la victoria". Hoy, Alejandro Magno el conquistador de Asia, el gran héroe de la antigüedad, sería calificado de iluso, de hombre poco práctico, de… "mal político". Porque hoy, "Lo importante del gato no es su color, sino que cace ratones". La actitud ética del gobernante elegido democráticamente debe ser fundamental. Preservar su honor y sobre todo el honor de los que le han elegido para que decida sobre los asuntos públicos es algo primordial. No valen caminos torcidos por muy beneficioso que pueda resultar el fin último. Esto es válido para todos: munícipes presentes y pretéritos, pero también futuros. Sin olvidar a diputados y sindicalistas.


Cuenta la leyenda, a saber si cierta, que Alejandro Magno pidió que sus manos sobresalieran del ataúd que llevara su cuerpo. El motivo que el propio Alejandro adujo era para demostrar que a este mundo se viene con las manos vacías y nos vamos con las manos vacías. Que cunda el ejemplo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es menester, como diría el ya desaperecido Tierno Galván, una regeneración democrática. Soy optimista y, más temprano que tarde, llegará.La "fatiga" o el "cansancio democrático" que padecen nuestros países vecinos, se transforma en algo peor,en nuestro caso, cuando aún andamos en paños calientes, sin atrevernos siquiera a hacer una reflexión colectiva del período comprendido en tre 1931 y 1981. Cincuenta años en paréntesis.
Dando tumbos.(JAEM)

Anónimo dijo...

El honor... "El honor es patrimonio del alma, y el alma sólo es de Dios", decía el alcalde de Zalamea...
El honor y la honra ya no significan casi nada para la mayoría y, si me apuras, puede resultar hasta un lastre. No sería de fiar alguien que, tras pasar por un cargo político no hubiese mejorado notablemente su posición... "A quien quiere engañar este..." dirían casi todos.
Como decía la proagonista de una pelicula española de la época del destape: "aqui iba a estar yo si tuviera una honra que perder..."
Ya más en serio, de seguir así las cosas no va a votar ni la familia de los candidatos. Pero habrá que hacer algo y no resignarse. AGL