El tsunami del 15M

"... (les diría que).. lo importante es vivir, que para vivir hay que ser libres y que para

ser libres hay que tener el pensamiento libre y que se eduquen para tener el pensamiento

libre y que con el pensamiento se vayan construyendo a sí mismos y procuren educarse

mejor y contribuyan a que los demás se eduquen también porque el poder, que organiza

la enseñanza, nos prepara para ser productos y consumidores que es lo que interesa para

el mercado. Eso es lo que interesa en este sistema".

José Luis Sampedro. (1917- 2013 ) .- Escritor, Humanista y Economista

Nos decía también Sampedro- ese anciano vitalista que participó en el 15M  a sus noventa y cuatro años- que " la crisis actual es barbarie. Está destruyendo la verdad y la justicia". 

Se quiera o no reconocer, el 15M está ahí y se hace presente de mil maneras. Nada es ya igual que hace cuatro años como nada es tampoco igual después del inicio de la crisis. La indignación y el hartazgo han ido removiendo- pausadamente si se quiere- los inamovibles y férreos esquemas y vectores nacidos en la democracia surgida de la dictadura. De hecho, supone ya una ruptura fehaciente el protagonismo de tanta gente a través de movimientos y mareas que no han cesado en estos años y también que estemos por primera vez ante unos próximos resultados electorales inciertos o, al menos, no tan previsibles como los vividos a lo largo de décadas anteriores. 

Se ha producido, además, la necesidad imperiosa  de un cambio urgente en la Jefatura del Estado al vislumbrar hace un año que la composición del Congreso no volvería ya a ser igual tras la irrupción de Podemos en las elecciones europeas. Fue así, como de la noche a la mañana asistimos a dicho cambio en el vértice de la estructura estatal. Comenzaba, así, la regeneración.

Los partidos, no han escapado al tsunami y han sentido en este tiempo intensas sacudidas bajo sus pies. El aletargamiento de décadas ha saltado por los aires y en ese punto nos encontramos. En el inicio de un ciclo político nuevo, cuyas características son la toma de conciencia por un sector cada vez más elevado de la población, un bipartidismo- piedra angular de la etapa que termina- en fase de declive y lenta agonía, y la llegada de nuevos partidos políticos. Uno de ellos nacido de los rescoldos vivos y permanentes del 15M , y el otro surgido desde laboratorios de trastienda con el único objetivo de crear un partido bisagra  que pueda usarse allá donde se necesite para apuntalar el bipartidismo. 

Es un hecho incuestionable el trato mediático dado a uno y a otro. Ciudadanos ha contado y sigue contando con una " cobertura acogedora", que le ha convertido en un partido serio, respetuoso y de peso en muy pocos meses, mientras que a Podemos, los dardos envenenados, sin tregua y de gran calado, han tratado y siguen tratando de reducirlo, si fuese posible, a cenizas. Jamás un partido fue vapuleado y embestido hasta el extremo en que se ha hecho en esta ocasión desde todas las instancias y todos los medios disponibles. Los poderes fácticos se han alineado en una lucha desmesurada y mentirosa a través del miedo y la manipulación contra este " peligroso partido" y sus " corruptos dirigentes".  Los motivos auténticos y de fondo creo que están claros. Hemerotecas y videotecas reúnen ya material abundante para que cualquier alumno de periodismo hiciese una tesis doctoral sobre la manipulación informativa como garante de la opinión mediática. 

En definitiva, lo que se está dirimiendo es una lucha entre llevar a cabo un proceso de ruptura ( se ha logrado que esta palabra, al igual que  hace décadas, cause miedo y temor), o una regeneración  que viene a ser algo así como, pintemos la fachada y modifiquemos lo insustancial para que todo siga igual que siempre.

Este camino iniciado y que se presume largo, estará lleno en ocasiones de contradicciones. Por lo pronto está logrando que afloren nuevos modos, nuevas miradas  y  nuevos comportamientos más o menos asumidos, que empiezan ya a formar parte de la agenda pública aunque sea a regañadientes. De forma paralela, está exigiendo el abandono definitivo de hábitos con escaso o nulo comportamiento democrático, tan arraigados y abonados en estas décadas de poderes absolutos o compartidos a dúo . Basta con escuchar estos días a la Presidenta de la Junta de Andalucía en funciones sus discursos y declaraciones  prepotentes y engreídas, sin entender ni asumir que se encuentra en un nuevo tiempo bastante alejado del yo, yo, yo y todos los demás enfrente. Es decir, del ordeno, mando y no hay explicaciones.

¿Tan difícil es entenderlo y asumirlo ?. Al parecer, sí. La cultura del pacto y de miradas sin tarimas, fue dilapidada, como no podía ser menos, a lo largo de  los últimos treinta y siete años de poder prácticamente absoluto.

El verdadero motor  de la protesta no fue el 15M. Ha sido la crisis devastadora, y que aún permanece por más que se empeñen en decirnos lo contrario, la que " ha provocado y justificado" unas políticas antisociales y una desigualdad in crescendo. Añádase a ello una corrupción sistémica, anidada y oculta que se ha hecho bestial y obscenamente visible e insoportable y que está llevando al propio sistema a un  fallo multiorgánico. 

Este  es el momento en el que nos encontramos. Se está poniendo fin a la parálisis  de un sistema agotado e inservible que ya no responde a las exigencias y problemas de este presente al estar muy alejado del latido social y muy pegado a mantener exclusivamente su inercia y su poder.

La duda está en saber hasta qué punto quedará todo en un aggiornamiento de fachada o se  caminará, aunque sea lentamente, hacia una nueva estructura que apueste definitivamente por deshacer el lastre de unos  poderes reales - mantenidos, nunca abandonados y ni siquiera compartidos- desde los inicios de este ciclo vivido y conocido como Transición. Esta es la clave.

Al menos, el letargo de lo previsible se ha roto y la atrofia  que provoca el poder absoluto, está a punto de desaparecer. Este panorama era impensable hace muy pocos años. Era una utopía que parecía inalcanzable hasta que se produjo el efecto 15M  y su eclosión posterior hasta nuestros días.

El camino es difícil y no faltarán dificultades, desánimos y embestidas, además de que ya nada es pronosticable, por suerte, en esta nueva etapa que se abre paso.

Y es difícil porque como afirmaba Sampedro, " La opinión pública está influida por los medios de comunicación y los medios están en manos de quienes mandan y los que mandan  favorecen a los que dicen lo que a ellos les conviene. Así que la opinión pública es, sobre todo, opinión mediática". 

Estamos  siendo partícipes de un momento histórico. Lo establecido se desvanece y el nuevo tiempo está irrumpiendo. Este es el momento emergente. Lleno, eso sí, de desasosiegos, de incertidumbres y de dudas. Ahí radica precisamente su grandeza. Porque no hay avances que se consigan sin esos ingredientes, ni futuro deseado sin un presente de dignidad.

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