Tengo la sensación, cada vez más firme, de que estamos asistiendo al final de un acto teatral sin vislumbrar, aún, cuándo bajará el telón ni qué decorados habrá sobre el escenario cuando comience el siguiente acto, ni tan siquiera qué actores o actrices desaparecerán ni qué otros entrarán en escena. En cualquier caso creo que ya nada sería igual aunque permaneciesen los mismos actores en el siguiente acto, con una mínima modificación de decorados y un aparente cambio de estilo en el libreto de la obra.
Nada seguiría igual ni en ese supuesto porque es previsible que al público le resultase insoportable asistir a la repetición camuflada del mismo acto, en el que siguiese sin tener una participación escénica directa al más puro estilo del grupo teatral La Cubana, conforme, claro está, a lo anunciado en cartel y programas de mano.
La probabilidad, en este caso, de que el público abandonase el teatro al sentirse engañado estaría asegurada salvo que sus puertas fuesen cerradas a cal y canto.
Estos actores y actrices del primer acto se encuentran cómodos e incluso se van deshaciendo de sus atuendos teatrales para presentarse tal cuales ante el público asistente y van intercalando, cada vez más, frases de su propia cosecha ( las llamadas morcillas teatrales ), desvirtuando así el guión oficial. Dan la impresión de que no les son necesarias las apariencias mantenidas hasta ahora y sin el menor recato ni vergüenza están apostando por la continuidad sin límite del primer acto o como mucho, como ya he señalado, apuestan por la repetición del mismo con retoques falsos para que el patio de butacas no se impaciente más de lo rigurosamente permitido..
La cosa es que seguirá igual tanto si comienza un segundo acto auténtico, deseado y esperado, como si se mantiene todo con el único deseo de repetir el acto sin más.
Están tan ensimismados en su representación y en su afán de continuidad que no se dan cuenta de que el público bosteza y se remueve en los asientos a la espera de la bajada de telón. La otra opción essi cabe, mucho peor. Y es que, siendo conscientes de la situación, hayan optado por mantenerse en primera línea escénica sin reparar en que sin público no hay representación que valga.
Interpretan ya sin guión, El libreto no les hace falta. Van con la cabeza bien erguida, engreídos del poder que les da estar sobre ese plano superior que dan las tablas de un escenario sobre el patio de butacas desde el que se sienten lejanamente mirados. Se encuentran crecidos por los focos dirigidos hacia ellos. Toda la tramoya está a su exclusivo servicio y placer.
Deambulan sobre el escenario vociferando a diestro y siniestro todo aquello que desean y sienten en el fondo. Sin libretos camuflados ni otras tonterías. Descarados, provocativos, desvergonzados,....
Lean si no estos ejemplos aparentemenete no relacionados entre si pero con un mismo aroma emanado de esas altasy perdurables tablas escénicas:
Un artículo aparecido en El Plural.com el pasado 6 de octubre sobre Mónica Oriol
Aparecido también en El Plural.com el pasado 11 de octubre sobre unas declaraciones el alcalde de Laredo Ángel Vega y firmado por A. Moya.
El último aparecido en El País.com el pasado 29 de septiembre sobre una votación conjunta PP PSOE en Vigo bajo la alcaldía del socialista Abel Caballero. Artículo formado por Pablo López.
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* Mónica Oriol, Presidenta del Círculo de Empresarios.
* Abel Caballero.- Alcalde de Vigo. Fue Ministro de Transportes, Turismo y Comunicaciones ( 1985- 88) durante el gobierno de Felipe González. Diputado en Cortes ( 1982- 1997).
* Ángel Vega, miembro del PP y alcalde de Laredo
1 comentario:
Desde la platea hasta el gallinero el público abuchea cansado de charlotadas. Parecen olvidar los comediantes que el respetable es quien pone y quita cartel. ( Gea )
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