Convenció a muchos con su palabra, aunque como era partidario de usar las armas para extender la “verdad del Evangelio” que predicaba, murió finalmente en el campo de batalla tratando de “convencer” de otra forma a los que rechazaban sus “Sesenta y siete conclusiones” (67).
Un siglo después, en 1631, el teólogo español Zapata, formuló sus “Sesenta y siete preguntas” (67), dirigidas a una junta de doctores, por las cuales fue quemado en Valladolid. No convenció a casi nadie con sus palabras y, por lo que se ve, debieron sentarles muy mal a los “doctores de la Iglesia”, que respondieron a las “Sesenta y siete preguntas” (67) del pobre Zapata, con una sola respuesta para la que echaron mano del programa habitual: la hoguera.
En estos días, andan de nuevo dando la lata con los “Sesenta y siete” (67) y no me queda claro si se trata de preguntas (como las de Zapata) o conclusiones y respuestas (como las de Ulrico Zuinglio). Solo se que no quiero ni oir hablar del tema y que a mi no me van a convencer hablando (como Ulrico) a no ser que me quemen (como a Zapata). Si este es el horizonte de bienestar que se anuncia, aviados vamos. Para este viaje no necesitábamos las alforjas de la ¿izquierda? Que no nos vengan con la demografía, con el envejecimiento de la población, con la esperanza de vida…
Como dice El Roto (si, otra vez El Roto), ¿de que nos sirve una vida tan larga si hemos de trabajar más años?
1 comentario:
La señal ha sido lanzada. Estamos avisados.como con tantas y tantas cosas nos van aplicando las dosis casi sin darnos cuenta.
La izquierda nunca, repito nunca, debería abandonar conquistas sociales, que son referentes de décadas , de siglos,....
Cuando un barco zozobra, el punto de mira está en poner a salvo a los más débiles e indefensos.¿O no siempre es así?. tal vez no.
En ese caso, hablemos de desarrollismo, pero nunca de progreso. (JAEM)
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