viernes, 1 de febrero de 2013

Bipartidismo (III): 2004- 2011...)

Hago un salto entre 1996 y 2004, ocho años que corresponden a las dos legislaturas del gobierno de Aznar (PP), no porque este período esté exento de políticas neoliberales evidentemente.  Lo gobiernos de estas dos legislaturas se ciñeron a políticas conservadoras como no podía ser menos. Fueron, por tanto, consecuentes con su ideología y formas. Por otra parte, no trato de comparar a los dos partidos de gobierno ( sobra ya el tú más) como muestra evidente de un bipartidismo degenerativo. En el recuerdo quedará y la historia sellará la famosa foto del trio de las Azores, la participación en la guerra de Irak y las masivas manifestaciones contra aquella barbarie. 
 El trágico atentado del 11M fue la puntilla a un vuelco electoral no previsto, dadas las formas mentirosas y manipuladoras de presentarlo a la opinión pública, y de nuevo subió el PSOE a la palestra, no por méritos propios sino por el hundimiento de Aznar al igual que a la caída de González (PSOE) le sucedió, tampoco  por méritos propios, José María Aznar (PP) en 1996. Así ha sido por  la dinámica bipartidista. El llamado voto útil ha sido el sostén de estos dos partidos en detrimento de la calidad democrática. Ver ahora a distancia los resultados electorales, número de votos y de escaños de las diez legislaturas, nos llevan a entender el asentamiento del bipartidismo (ver siguiente y última entrada dedicada al tema) y sus secuelas.
El presidente Zapatero (PSOE) en su primera legislatura comprendida entre 2004 y 2008, desarrolló un programa progresista en algunos temas sociales. Sin embargo  en su segunda legislatura ( 2008-2011), su programa estuvo marcado por el impacto de la crisis y su política de recortes presupuestarios. La negación permanente de la crisis, aquello que se llamó oficialmente "desaceleración" y aquellos brotes verdes que él vislumbraba en 2010, cuando el tsunami estaba a nuestros pies, le hicieron perder toda credibilidad política. Acudir ahora a los archivos nos produciría, al menos, sonrojo y vergüenza.
Ya en 2010 se produjo una subida del IVA ( impuesto injusto por excelencia), se aumenta la edad de jubilación hasta los sesenta y siete años, dejando la medida en manos de lso siguientes gobiernos. Se intenta aumentar  a 25 años de cotización  el período para calcular las pensiones, aunque la medida es rechazada.
En Mayo, la ministra Salgado anuncia un recorte de 15.000 millones de euros para contener el deficit. El día 12, Zapatero reduce el salario de los funcionarios  uu 5%, congelándolo en 2011 junto con las pensiones.
Se recorta 6.000 millones en inversiones, se suprime el famoso e injusto cheque bebé  ( propio de políticas populistas como fue la idea de un ordenador por alumno) y se redujo el gasto en desarrollo,  en 600  millones.
En Junio se aprueba la Reforma Laboral. En Julio se aprueba la ley para que en las Cajas de Ahorros  entre capital privado y continúa el estancamiento y la destrucción de empleo hasta los 4´7 millones.
El 23 de agosto de 2011, casi a punto de convocar las elecciones,  Zapatero (PSOE) y Rajoy (PP), acuerdan, vía urgencia, reformar nada menos que la Constitución para limitar el deficit presupuestario. Una Constitución intocable después  de  33 años, a pesar de las numerosas solicitudes de cambios en su articulado para adaptarla a los tiempos. Nunca, nunca acordaron una Ley electoral justa, ni una ley de partidos que contribuyese a una mayor transparencia, por ejemplo.
El año 2011 terminó con 5.273. 600 parados ( 22´85%). Desde finales de 2007 se destruyeron 2´7 millones de empleo en España. ( el 55% de la construcción). Las medidas aplicadas fueron los primeros pasos de un camino a recorrer. Quedaba claro, desde un primer momento, sobre qué hombros iba a caer el peso de la crisis. Las diferencias entre PP y PSOE relativas a la política economíca radican, sobre todo, en la mayor o menor intensidad de las medidas  y objetivos programados más que en programas opuestos.
El presidente Zapatero (PSOE) se definía a sí mismo como demócrata social más que socialdemócrata. Otro juego de palabras a pesar de la claridad conceptual de sus siglas mantenidas hasta el presente.
Por cierto, en el cajón quedó también, entre otras, su ley de Transparencia, una de las leyes estrellas en la campaña de 2008 al igual que ha hecho Rajoy (PP) en su primer año de gobierno. Una Ley de Transparencia ( partidos políticos y Casa Real incluídos), que ya hubiésemos querido tenerla al día de la fecha dados los vendavales de corrupción que nos azotan.
Nos decía ayer día 31, Luís García Montero en un artículo publicado en Público.es, titulado "Y tú más" (http://blogs.publico.es/luis-garcia-montero/373/y-tu-mas/ ):  " la lógica del tú más ha sido la salsa  de la cocina bipartidista. Los españoles llevan años convocados a las urnas gracias al rencor. El mio roba pero el tuyo más. (....) Una dinámica bipartidista basada en una ley electoral  manipuladora y a crear insatisfacciones, pactos de silencios, debates huecos y sentimientos de despego a la democracia  y la política".
Las  tres entradas  junto a la última pendiente, tratan  de no ahondar más en el agujero del pozo en que nos encontramos  debido a la crisis económica  que ha terminado socavando, como no  podía ser de otro modo, a nuestras instituciones  y a la sociedad en su conjunto. Por el bien de la democracia y su fortalecimiento y haciendo una defensa de los partidos como vehículos de representación  y de la honradez y buen hacer de cantidad de políticos  y de su servicio presente o pasado, es hora de pasar página.
Los aparatos y cuadros de los partidos deben dar paso, con urgencia,  a nuevas generaciones que hagan  posible el cambio de cosas para que cambien de verdad. Lo contrario no sería creíble. 
Es necesario perseguir legalmente la corrupción instalada. Es necesario tipificar como de delito la financiación ilegal de los partidos, el enriquecimiento ilícito. Es necesario instalar la democracia interna en los partidos. Es necesario recuperar la vergüenza, ausente de la vida pública.
Ni el PP ni el PSOE han querido  a lo largo de tantos años cambiar, entre otras cosas, el funcionamiento del Congreso. Ambos se aseguraron que el control fuese lo más leve posible. Y por supuesto es necesario cambiar la Ley electoral, para que termine de una vez por todas con los graves  vicios adquiridos  y valore, al máximo, el voto ciudadano en sus diversas opciones, todas respetables por igual dentro de un sistema democrático.
Apuesto por ello como beneficio y salida de esta crisis. Es una posibilidad que se nos ofrece en estos momentos  para  ahondar en el camino democrático . De no aprovecharla, mejor ni pensar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues mucho me temo que va a haber que pensar en el exilio (interior o exterior) ya que las cosas no van a cambiar ni a palos. Como muestra de la desmovilización social, la manifestación de ayer en Cádiz, a la que estábamos convocados todo el sector público: sólo acudieron 300 personas. ¡Ni los liberados sindicales!
Tiene que llover... a cántaros. AGL