Ella está en el horizonte. Me acerco dos pasos y ella se aleja dos pasos.
Camino diez pasos y el horizonte se aleja diez pasos más allá.
Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré.
¿ Para qué sirve la utopía?
Para eso sirve, para caminar.
( E. Galeano)
¿Cuántas utopías que ayer fueron,- ¡ cuántas !- , se convirtieron en sueños conseguidos, en ilusiones vividas, en ideales transformados en conquistas, en aspiraciones y empeños saboreados y compartidos, o en pasos al frente con el viento en contra?. Utopías que cristalizaron en logros incuestionables.
Es tan difícil y tan duro subir un peldaño que, a veces, preferimos no mirar atrás para no ver el sudor del esfuerzo realizado ni el empeño y la entrega, hasta el infinito, de generaciones que nos precedieron. De colectivos que nos entregaron orgullosos el testigo alzado de una larga carrera de relevo sin final.
Para el derrumbe, para la caída, para bajar peldaños,.... bastan segundos. Basta pensar, sin más, que cada avance conseguido no tendrá nunca marcha atrás y es inmortal por naturaleza. Basta creer que cada paso es simple evolución lógica o ingenuo obsequio de los dioses. Basta suponer, con necio pensamiento, que siempre fue así. Tan así como que llueve hacia abajo.
¿Vuelta a empezar? . Como diría Machado, se hace camino al andar. No hay camino. No hay pasos adelante sin la previa utopía necesaria. Sin la convicción permanente de que levantar los brazos para asentar derechos, implica no bajarlos nunca y estar al acecho para así poder seguir avanzando desde las aspiraciones ya alcanzadas e irrenunciables.
Largo empeño. Largo camino regado de utopías sobre las que transitar. Sin ellas, la luz se apaga y la fuerza se evapora. Se desvanecen los ideales. Se pierde el abanico de las posibilidades. Se ahogan anhelos. Y se entierran definitivamente, al alejarlos de nuestra memoria, a todos aquellos y a todas aquellas, que un día acabaron su vida no sin antes entregar en manos nuevas la empuñadura del testigo - que recibieron de otras manos- repleto de nuevos sueños .
Aplastar las utopías, renunciar a ellas, es tanto como dejar de respirar el aire, de beber el agua o de alimentarnos durante el trayecto de nuestro tramo. Es tanto como olvidar el pasado, negar el presente y cercenar el futuro. Es claudicar y caerse de bruces contra el suelo sin la voluntad de levantarse. Es convertirnos en flotantes pompas de jabón, sueltas y a merced del viento. Burbujas desprotegidas, solitarias y vulnerables que no vienen de ningún lugar ni van a ningún destino. La utopía une, enraíza, cohesiona, protege y consigue que empuñemos, juntos, el testigo rebosante de sueños e ideales.
Jamás hubo realidades y conquistas conseguidas que antes no fuesen utopías imposibles y aparentemente inalcanzables. Jamás habrá logros sin utopías presentes, aparentemente también irrealizables.
Dejarán de ser utopías cuando se hagan realidad y volarán de nuevo hacia el horizonte transformándose en nuevas utopías que nunca, nunca, deben faltar.
Jamás hubo realidades y conquistas conseguidas que antes no fuesen utopías imposibles y aparentemente inalcanzables. Jamás habrá logros sin utopías presentes, aparentemente también irrealizables.
Dejarán de ser utopías cuando se hagan realidad y volarán de nuevo hacia el horizonte transformándose en nuevas utopías que nunca, nunca, deben faltar.
Nos dice Galeano en un bello poema:
Qué tal si deliramos un poquito,
qué tal si clavamos los ojos más allá de la infamia
para adivinar otro mundo posible.
(....)
En argentina las locas de la Plaza de Mayo, serán un ejemplo de salud mental,
porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria.
(.....)
Seremos compatriotas y contemporáneos de todos los que tengan
voluntad de belleza y voluntad de justicia,
hayan nacido donde hayan nacido
y hayan vivido donde hayan vivido
sin que importen ni un poquito las fronteras del mapa
ni del tiempo.
Seremos imperfectos
porque la perfección seguirá siendo
el aburrido privilegio de los dioses,
pero en este mundo,
en este mundo chambón y jodido
seremos capaces de vivir cada día
como si fuera el primero
y cada noche
como si fuera la última.
* Eduardo Galeano: ( Montevideo, 1940). Periodista. Escritor uruguayo. Destacado escritor de la literatura latinoamericana. Algunos libros: Memorias de Fuego.- 1986. Venas abiertas de América latina.- 1971.
Sus trabajos combinan: Documental, Ficción, Periodismo, Análisis Político e Historia.
2 comentarios:
Luchar por la utopía... y hacerlo con alegría. "Empalmo" a las reflesiones de JAEM esa canción de Serrat, con letra de Mario B. que lo cuenta/canta como nadie.
"Defender la alegría como un atributo. Defenderla del pasmo y de las anestesias. De los graves diagnósticos y de la melancolía. De los males endémicos,......"
Releer a Benedetti una y mil veces. (JAEM)
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