Aprovechando la maraña de reformas que en el ámbito económico se están llevando a cabo ( recordemos aquello de " solo hay un camino para salir de este atolladero en el que nos hemos visto envueltos por vivir por encima de nuestras posibilidades"), parece que ha llegado la hora de meterle el diente a otras reformas de carácter social y de derechos civiles.
Es como si al haber tenido que arreglar el cuarto de baño por exceso de uso - usando su propia terminología- dispusiesen tirar la casa abajo por aquello de... Ya que estamos, vayamos a por todas.
Todo, evidentemente, por nuestro bien. Faltaría más.
Parece llegado el momento, cuando ya nos tienen convenientemente anestesiados y amedrentados con reformas y decretos laborales radicalmente injustos para la población en general, de afrontar e ir al asalto de toda una serie de conquistas sociales que nunca, históricamente, la derecha estuvo dispuesta a tolerar. Y cuando hablo de derechas me refiero no sólo a los partidos que cubren esa parte de la línea política, sino también a poderes fácticos, que no por ser menos visibles son menos reales, como la Iglesia - Institución y potentes poderes económicos.
En poco tiempo se han puesto en marcha una nueva Ley de Seguridad Ciudadana y una nueva Ley del Aborto que de un golpe seco nos retrotraen a décadas pasadas, muy lejanas en todo caso, de ese espejo en el que se empeñan que nos miremos permanentemente y que es Europa.
La estrategia usada parece ser que es la misma de siempre. Sirve como ejemplo la última subida del recibo de la tarifa eléctrica . Anunciar primero una ley durísima, que posteriormente será modificada con unos retoques para que el pueblo la asuma al grito de: ¡ Uff, menos mal!. Incluso para que asumamos que son condescendientes. Se trata, en definitiva, de ir inyectando la medicina con un gotero y no con una monodosis completa que asuste y encolerice al personal. O para entendernos: bajar la escalera de peldaño en peldaño para no darnos de bruces aunque al final terminemos de todas formas en el suelo.
En el terreno educativo, la nueva Ley Wert recoge, entre otros aspectos retrógrados, una nueva asignatura llamada Valores Éticos. Es la nueva asignatura evaluable ( por exigencia de la Conferencia Episcopal), y alternativa a la asignatura de Religión. Sustituye, en parte, a la antigua Educación para la Ciudadanía ya que era " un adoctrinamiento absurdo e inútil " ( Rajoy dixit).
La nueva asignatura- evaluable- viene a ser una nueva edición remozada de aquella otra asignatura de la Dictadura llamada Formación del Espíritu Nacional (FEN). Nos retrotrae, igualmente, a épocas lejanas en el tiempo y a ideologías latentes que nunca se fueron a pesar de nuestros años constitucionales.
Eldiario.es publicó el pasado día cuatro un artículo firmado por Natalia Chientaroli , titulado: " Valores Éticos, la asignatura que ensalza a las fuerzas armadas y critica la desobediencia civil". Su lectura es todo un viaje al pasado. Leer sus objetivos da miedo y hace que nos preguntemos si de verdad estamos en Europa.
Los objetivos de Religión no figuran en la Ley. Y no figuran por una razón muy sencilla: el Concordato vigente ( 1953, retocado el 3 de enero de 1979, días después de aprobada la Constitución y no por casualidad).
Aunque los profesores cobran de fondos públicos, su selección y el propio currículo depende de la autoridad religiosa competente. Casi nada. Increíble pero cierto.
Recomiendo buscar en Youtube el programa de Jordi Évole " Confesando al Estado" de "Salvados". Es conveniente escuchar las declaraciones de algunas personas aunque se nos queden los ojos a cuadros.
1 comentario:
Aunque en el caso de la Ley del Aborto queda aún más clara la vuelta al pasado, efectivamente, con Educación sucede algo parecido. Las "reformas" aprobadas subrayan con trazo grueso estos pasos atrás que se están dando -desgraciadamente- en todos los servicios públicos, en las conquistas sociales que tantos años cuestan... AGL
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