viernes, 16 de mayo de 2014

Al menos lo parecen

Evidentemente no son iguales. Tienen siglas diferentes, orígenes distintos, líderes específicos, sedes determinadas, militancia  variada, .... Incluso hasta sensibilidades concretas  antagónicas. No obstante y partiendo de estas premisas, se me hace imposible, por más que lo intente, establecer  con meridiana claridad  una línea divisoria  entre dos ideologías de orígenes tan dispares. Esta percepción  instalada en buena parte de la sociedad  es  todo un síntoma de que algo está fallando  cuando es difícil distinguir  entre partidos   opuestos entre sí.
Perder la sensibilidad  hasta no distinguir lo dulce de lo amargo, aún siendo un tema serio, me parece que no es  tan grave como que una sociedad tenga problemas para distinguir,  incluso a pequeña  distancia,  ideologías políticas opuestas. Porque no olvidemos, queramos o no, que son las ideologías- por más que insistan en su inexistencia-  las que  marcan, para bien o para mal, nuestra vida cotidiana.
Resulta absurdo ver un debate televisivo- por llamarlo de alguna manera- entre el candidato y la candidata de los dos grandes, asegurándonos  e insistiéndonos una y otra vez que no son iguales. No habría que incidir en ello ni una sola vez. Bastarían sus  pensamientos. ¿ Nos imaginamos  a un carnicero y a un frutero tratando de convencer a su potencial clientela  de que son tiendas distintas y que ofrecen distinta mercancía?. Sería algo absurdo y fuera de toda lógica. Cosa diferente sería, que dos carnicerías  o dos fruterías  tratasen de ofrecer la mejor carne o la  mejor fruta en leal competencia.
 La derecha y la izquierda  por muy de centro que se proclamen,  son - o deberían ser-, productos ideológicos distintos y no un mismo producto donde lo único que se  discute  es si uno  es mejor que el otro y viceversa.  ( cámbiese por el..... y tú más).
Mucho ha tenido que ver en esto la deriva hacia una socialdemocracia que, sin duda, ha dañado considerablemente la esencia y el territorio ideológico de un socialismo que fue paulatinamente  abandonado en nuestro contexto  europeo, cuando como se decía entonces - hace ya décadas-, había que reciclar las ideologías  trasnochadas y mirar con firmeza  los albores del siglo XXI.
 El discurso oficial nos hablaba de otro tiempo nuevo y diferente en el que las  ideologías arcaicas, más propias del siglo XIX y buena parte del XX, ya no tenían cabida. Se olvidó algo importante o, acaso, el diseño trazado no lo contemplaba adrede. Lo cierto es que una ideología conservadora y conocida   como capitalismo, no sólo no hizo renuncia de sus principios tradicionales, sino que fue tomando posiciones  hasta convertirse en la apisonadora que es ahora, ya sin miramientos, y dejando al poder político surgido de las urnas y amparado por el sistema democrático a los pies de los caballos. ¿ Pertenece la Troika  al organigrama de la Unión Europea?. No es una cuestión baladí si  aceptamos el poder omnímodo que tiene sobre los países miembros. 
Estando en el punto de mira  el Estado de Bienestar debido a  los cambios de grueso calado que se están produciendo en territorios que parecían infranqueables ( sanidad, Educación, pensiones, dependencia,...),   como consecuencia de recortes brutales y a la primacía de lo privado sobre lo público, surge una pregunta. ¿ Qué le queda a la socialdemocracia  al menguar o desaparecer los servicios sociales?. Si acaso un tremendo vacío ideológico al no disponer ya de un pensamiento propio capaz de incidir en  las estructuras financieras y económicas  que condujesen , por extensión, hacia una sociedad más igualitaria y cohesionada. Todo lo demás  es ficción.
Por eso se me hace muy difícil distinguir a dos partidos,  como son el PP  y el PSOE, que aún siendo en teoría diferentes, su praxis  es  idéntica  cuando los recortes, que no el  pensamiento socialista del último, le conducen a ello. Tal vez, la socialdemocracia  tendría su espacio definido  frente a un capitalismo reciclado y convertido en socialcapitalismo. . No es el caso.
La corriente  neoliberal surgida, no por casualidad,  a mitad del siglo XX, y aparentemente desubicada ideológicamente, nos conduce en este principio de siglo a épocas que creíamos ya  superadas. Lo único que al parecer se superó fue la ideología  y los principios  de un socialismo que derivó en  socialdemocracia. Al perder su identidad y su pensamiento  se hace muy difícil distinguirlos.
Produce desasosiego que el  referente máximo de nuestra  socialdemocracia, afirme sin ruborizarse que no vería mal, si fuese necesario para el país, un gobierno de concentración. ¡ Qué desastre!.
¿ Cómo distinguirlos así?.


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