viernes, 23 de mayo de 2014

Urnas (poco) seductoras

" No entiendo el entusiasmo por los partidos pequeños. 
 PP y PSOE vamos a seguir siendo el eje central
de la representación política española"

( Ramón Jauregui.- Candidato PSOE-  "Eldiario, es , 22 de mayo)

Habría que preguntarse si, en realidad, ha habido campaña electoral o, más bien, todo ha sido la guinda del pastel de la desmotivación a cargo fundamentalmente  de las dos grandes formaciones. Es demasiado el hartazgo, el cansancio y la desesperanza en estos dos partidos. Lo quieran ver y entender o no.
Unos debates precocinados y enlatados. Una periodista sin capacidad de preguntar. Unos temas consensuados como intocables. Unos monólogos inútiles con el consabido "y tú más". Unos mensajes para amedrentar a la ciudadanía. Una puesta en escena dirigida más bien a súbditos,  que no a ciudadanos con capacidad de pensamiento, de memoria  y de análisis. Una campaña en las que nada se ha hablado sobre Europa  salvo frases huecas, abstractas y flotantes. Con todos esos ingredientes pretenden que al resultado le llamemos debate. ¿Se menoscaban de esta manera los comportamientos democráticos? ¿se educa y forma así a la ciudadanía en este caldo de cultivo?.
Me refiero a las dos grandes formaciones porque son ellas, y solamente ellas, las que han contado con más medios de todo tipo para la campaña, porque son las que tienen más peso y, sobre todo, porque son ellas, y solamente ellas, las que gobiernan en la Unión Europea y en  cada uno de los países miembros. No han sido ni son invitados de piedra. Son los que, en plan castizo, han sido y siguen siendo los que cortan el bacalao.
Quiero decir, por tanto, que  haber llegado a la actual situación  se debe  a  políticas de acción u omisión,  a lo largo de años, de estas dos formaciones. Y escuchándoles estos días daba la impresión de que nada tenían que ver con el fiasco en que nos encontramos. ¿Es que acaso necesitan ahora  alcanzar un puesto relevante  para cambiar el rumbo? ¿ No estaban ya en el Parlamento Europeo como fuerzas mayoritarias para haber parado esta ola gigantesca de devastación? ¿Es que acaso no abrieron puertas para la entrada  de aguas cuando reformaron la Constitución - ¡ algo increíble!- debido al famoso y obligado déficit cero? ¿Qué nos cuentan ahora? ¿Que como dice el cartel hoy no se fía pero mañana sí, y mañana vuelta a lo mismo?
Nada se ha hablado estos días  sobre la corrupción  y su vergonzosa impunidad, ni sobre el paro inaguantable, ni sobre las políticas sociales, ni sobre la primacía de los intereses ciudadanos por encima de intereses de mercados. Nada se ha dicho sobre la exclusión social galopante, ni sobre la cohesión social, ni sobre las cada vez mayores diferencias Norte-Sur, ni sobre la inmigración, ni sobre las profundas desigualdades sociales. Nada sobre los problemas  que de verdad atañen a los ciudadanos.
Ya digo, unos discursos sin contenidos y sin compromisos concretos, lleno de vaguedades  y  pidiendo el voto para mejorar, como si ellos no fuesen los que llevan el timón de la nave. Como si quisieran llegar por primera vez al Parlamento y a los órganos ejecutivos ( si es que los hay).
Aquí, en España, hemos dedicado varios días  a debatir sobre la impresentable frase del candidato Cañete en el vergonzoso debate mano a mano con la candidata Valenciano. Aunque evidentemente la frase de Cañete sobre la superioridad masculina es un insulto a la inteligencia, el PSOE se planta firme contra esa intervención y se olvida de la campaña. Frase viene, frase va y poco más. Ojalá tuviese la misma firmeza para otras cuestiones no menos importantes. Ojalá. Por ejemplo para no haber firmado el deficit cero en contra de las personas y a favor de los mercados, o para decir un rotundo no a la Troika.
 Plantarse  firme, pero en firme de verdad, habría que hacerlo sobre el paro insoportable   y sobre una juventud a la que se le está robando el futuro. Y puestos a plantarse contra  la " superioridad masculina" habría que hacerlo, por ejemplo, contra la sucesión a la Corona que favorece al  varón por encima de lo que marca la Constitución respecto a la no discriminación por razón de sexo. ¿Por qué callan ahí?. No debe ser el momento. Nunca lo fue. 
Es previsible una abstención histórica. Ciertamente no es lo deseable, aunque si entramos en los terrenos de la lógica  igual encontraríamos más de una razón para entender- que no compartir- , esta postura de mirar para otro lado. La representatividad quedará seriamente tocada, admitiendo por supuesto  su legalidad,  si el partido ganador lo es con un número de votos  enormemente  alejado del total de la  población censal. Pero eso siempre les importó un bledo. 
Es previsible que la extrema derecha ascienda de forma considerable y empecemos a asumir como normal que por ejemplo en Francia, emblema de valores democráticos, el partido de Marine Le Pen se convierta en la primera fuerza política. Gravísima situación si  consideramos que nunca la extrema derecha había conseguido tal fuerza en Europa desde la segunda gran guerra.
Es previsible que los dos grandes se mantengan a pesar de su sangría. Y que lleguen a aunar esfuerzos  si se ven en peligro, como si esa fuese la solución.
El cuadro no es nada halagüeño: gran abstención, aumento de la extrema derecha  y  más de lo mismo a cargo de los dos grandes en el poder y con tendencia a una unificación estratégica para salvarse a sí mismos.
Ante esta complicada situación, no queda otra que dar  el voto útil ( pero útil de verdad), a  esos partidos  con un  claro y firme compromiso de cambio. A esos partidos ninguneados, zarandeados y machacados con toda la propaganda en su contra, y  que tanto temen en el fondo. Abrir esta vía, es dar oxígeno a una situación social, económica y política necesitada de profundos cambios. Nuevas luces, nuevas formas, nuevas ideas. Nuevos sueños. Con la ilusión desbordante que nos han ofrecido y que en estos momentos de apatía es impagable.
Por eso creo que  el Domingo es necesario votar. Aunque, evidentemente, la democracia sea mucho más que votar cada cuatro años  la lista completa y ordenada que nos pongan por delante. 
Hay que agarrarse con fuerza a la esperanza y a la ilusión de que es posible. Jamás podrán recortarnos eso.
No somos conscientes del inmenso poder que tenemos. Si no, otro gallo cantaría. U otra gaviota u otra rosa.

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