viernes, 2 de mayo de 2014

Crisis... ¿Qué crisis?

" Vamos a mejor y así hay que decirlo"
( Acto público de Mariano Rajoy en Lalín. 2 de Mayo)

Andaba yo mohíno y taciturno con esto de la cacareada crisis y  por nuestra fustigada y maltrecha clase política, cuando hace unos días leí en la prensa que nuestra Vicepresidenta  del Gobierno había afirmado ante los periodistas: " En mi puta vida he cobrado un sobre". ¡ Fuerte, eh!. He de reconocer que será la falta de costumbre pero esta frase inusual me ha calado y me ha puesto la carne de gallina. Frase contundente  y de gran alzada. También malsonante e impropia, tal vez,  de persona que ocupa un cargo público tan relevante. Sáenz de Santamaría habrá pensado que llamar al pan, pan y al vino, vino, es buena cosa aunque ellos nos mareen con sus apabullantes y continuos eufemismos. 
Vamos, que igual termina poniéndose de moda la castiza frasecita en cuestión  y descabalga de los primeros puestos en el escalafón de los cuarenta principales  a otras muy en uso como: " no me consta", " no recuerdo" o " lo desconozco" por ejemplo. Yo, la verdad, me sentiría más contento y alegre-pero mucho más alegre- si la larga y nunca acabada lista de imputados de distintos colores y sabores iniciasen su discurso aclaratorio con un rotundo: "En mi puta vida...", lleno de solemnidad y trapío.
¿Imaginan?. Piensen en el ejemplo que quieran -pónganles cara- y comprobarán cómo si se empieza con esa frase, aún careciendo de elegancia y refinamiento, lograrían, sin embargo, hacernos creer a pie juntillas todo lo que dijesen a continuación. La verdad - o no- pero revestida de contundencia. ¡Si señor!- Mucho mejor así. ¡Dónde va a parar!. Todo se ve con otros cristales. 
Si al confortable estado que me produjo la firmeza de la Vicepresidenta le añado ahora el discurso, sólo aparentemente mentiroso, de que la crisis ha llegado a su fin, entonces, todo es miel sobre hojuelas. 
¡La crisis! ¡La crisis!... ¡Qué Crisis?. Déjese de pesimismos trasnochados, impropios incluso en  un agraciado setecientoseurista. Aún recuerdo la irresponsabilidad con que hace unos años tildábamos  de mileurista - con sorna y desprecio- a todo aquel que cobraba semejante cantidad. ¡ Cómo fuimos capaces de tanta insensatez!.
Atrás va quedando la crisis como una mala pesadilla que un día nos azotó. Aunque, ¡sin impacientarnos, eh!. Que nos dan cuerda y ya estamos bailando, de nuevo, por encima de nuestras posibilidades. Pero vamos que la crisis ya puede entrar en los libros de Historia. Así, un poco a lo Quijote, leeremos pronto eso de: en un país multicolor hubo hace ya mucho tiempo una crisis de la que no quiero  ni acordarme y de la que nos sacaron con tesón, equidad y firmeza en poco tiempo".
Verán, puede ser cierto que los efectos no se vean - sería mucho pedir-, e incluso que tarden años en verse. Lo cierto es que los aires macroeconómicos han llegado para quedarse. El enfermo está curado, aunque no pueda levantarse de la cama  hasta vaya usted a saber. ¡Qué importa eso! Al fin y al cabo es algo irrelevante. Está curado y punto. Además la microeconomía- ya lo dice la propia palabra- es micro. Es decir, nada. Menudencias propias de gente propensa a la insatisfacción.
Cuestión de fe. Si no  vemos el final de la crisis es porque no valemos ni para ver eso. Culpa nuestra como todo. El poblema está en nuestros ojos, llámese miopía o vista cansada. No pensemos nunca, por tanto, que no ha terminado. No pudo ser antes a pesar de los buenos pronósticos desde el 2007 pero ahí está ya el 2017 esperándonos de verdad. Yo me lo creo y, bronceado  de un sano optimismo justificado,  no dudo de lo que nos cantan y difunden como coral de prestigio a una sola voce. Atreverse a poner en duda  que la crisis ha terminado es tanto como dudar de la palabra de nuestros gobernantes. Y eso ni hablar. ¿Es que han dado muestras  para que pensemos lo contrario?. Aunque en este caso no empiecen su discurso triunfante diciéndonos: " En mi puta vida he errado en un vaticinio ..." , he de reconocer que me lo creo aunque les falte la guinda de la contundencia poco refinada. Me basta con mirarles a los ojos.

Me siento contento esta tarde. Por fin  todo empieza a teñirse de verde. Nada de brotes ni pamplinas. Todo, todo va cogiendo un color verde optimista maravilloso. Así da gusto. El enfermo no mejora aunque todo es falsa apariencia. La realidad, la verdad incuestionable es que está curado. Y creer en las maravillas, aunque no las veamos, no tiene precio. 
No sé si escuchar ahora " Y viva España" .Así, entre " flores, fandanguillos y alegría ...", saborearé el placer único e irresistible de sentir cómo algo que comenzó llamándose crisis- anteriormente desaceleración-  terminó disolviéndose como azucarillo en el mar.
Hago mía ahora la  expresión de la Vicepresidenta :  " En mi puta vida creí que la crisis pasaría tan veloz y sin dejar mácula como rayo de luz que atraviesa un cristal".
Creánme. Mi contundencia- aunque  poco elegante y refinada-, así lo corrobora. Y basta.




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